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Y besas entre azares mi presente

 Besando cada instante de locura y amando tu soñar intensamente, me entrego con mis versos dulcemente llenando cada espacio de ternura. La noche llega osada en su apertura cargando entre desvelos lo inminente, bien sabe que la luna confidente se enciende lisonjera en la aventura. Yo ofrezco en la mirada sin censura, aquella que contagia simplemente tan sólo el anhelar lo que perdura. Y besas entre azares mi presente, en medio de la edénica frescura que surte su sonrisa irreverente.   Y el alma me robaste vehemente: ¡Un beso, perpetuándose en mi historia! Grabando cada instante en mi memoria el sello de esta alianza eternamente. El bálsamo fulgente me endulza cual adagio si deliras: ¡La magia de este amor que tanto inspiras!

La Luna de Otoño

 La luna de otoño su rostro presenta tan llena de amores e ilusas promesas, la novia coqueta que en sombras discretas seduce las noches con gala de estrellas. Tan regia y versada de enigmas conspira con sueños de musas letrada andarina, celeste en la orgía que aliena y disipa, lamentos del alma cual huellas y estigmas. La luna de otoño comparte su alquimia conjura cual credo su etérea armonía, guedejas de plata que esplenden sonrisas en tanto en su delfos azares conquista. Divina embelesa la noche de espera la luna que el aura del céfiro besa, nostalgias del alma, albur de quimeras, gozados suspiros y umbrosas tristezas. La luna de otoño su rostro presenta tan regia y versada de enigmas conspira, la luna de otoño comparte su alquimia: divina embelesa la noche de espera.

Nos Habla Un Corazón

 Nos habla un corazón enamorado en medio de una aurora de revuelos, sabiendo que entre todos sus anhelos la vida ha sido intensa y lo ha marcado. Encuentra la razón que se ha pactado sintiendo esa pasión en los desvelos, aún en los instantes paralelos el eco del amor borra el pasado. Tan tierno es lo que abraza cuando inspira seguro, tan leal en su confianza, que entrega más que el alma si suspira. Y apresa entre sus alas la esperanza, la besa cual tesoro que se admira y juntos confabulan en su alianza.

Cuando ya no te pensaba

  Llegaste a mí, mas ya no te pensaba, la tarde de estampida y desapego; trayendo de tu mano el florilegio de versos que escribí mientras dudaba. Llegaste a mí, certero y sin censura tan grácil, caballero y tan sereno, contigo de la mano el sortilegio que pudo consumar nuestra aventura. Y allí adoré tu sombra y mi figura, imágenes, relentes de un te quiero, con brotes de añoranza en cada arpegio que impuso su romance con ternura. Allí ofrecí, la magia que abrazaba, las noches taciturnas, mis desvelos, el beso surtidor del privilegio que supe defender mientras dudaba.  ¡Llegaste a mí, silente en la alborada! Prendiste aquel candil sin proponerlo, tomaste mi obsesión desde lo egregio: ¡Me hiciste claudicar enamorada!

Y dejo que acaricies

 Abrazo los instantes que deliran, aquellos que entre anhelos me suspiran. Y dejo que acaricies mi angostura, que vibres cuando goces mi aventura, que bebas del elixir sin premura y sientas el sabor de esta locura. ¡Sublime advenimiento entre tus labios perdida entre tus besos tiernos, sabios! Y entonces las caricias que conspiran sus ansias con placer en la cordura, se entregan plenamente sin agravios.

Cual Alba En Primavera

 Milagro del amor que en poesía, se aferra a su misión y asperge verso a verso la ambrosía, que encumbra su obsesión. Persuade corazones y concilia, certero y mesurado,  el bardo que concede en la vigilia su ingenio desvelado y siente que es testigo su tintero, de todo lo anhelado en tanto persevera en el sendero, su espíritu elevado. Presume del encanto de la lira que alcorza lo inasible, viviendo su verdad mientras delira lo edénico y sensible. Preclaro en el vergel un florilegio, se aferra a la ilusión, conspira con la luz el sortilegio de un sueño renovado que alcanza de la aurora rosicleres en bálsamo apacible. Talento ineludible, que asoma en la sutil melancolía cual alba en primavera el rostro tan vital que desafía, la impronta de la espera. 

Dejan Pícaras Estelas

 Chiquilladas que emocionan entre azares y pendientes, congratulan con sonrisas anhelos iridiscentes.  Lleva consigo caprichos y aventuras desveladas, cuesta arriba en la colina convergen esperanzadas, ilusiones que atestiguan sus miríficas cascadas,  de intrépidas bicicletas e inocentes carcajadas.  Y al desprenderse traviesas loma abajo por el monte, dejan pícaras estelas junto al trinar del sinsonte. Es la osada compañera de recuerdos esplendentes, de travesuras y apuestas, de conjuros y escapadas que atesoran los instantes sublimes del horizonte. Cómplice en el remonte y en el solaz que convida con tersura al desafío, sigue entre aladas carreras memorias en su albedrío.