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Mostrando entradas de febrero, 2020

Eterno seductor

Tú conviertes cada ocaso en primavera  cuando besas mi mirada con tus ojos, cicatrizas las heridas, los enojos y aseguras la razón de tanta espera. Siento el alma revolar con la quimera si alimentas mis instantes con tu magia y me aferro a la ilusión que me contagia porque encuentra la verdad más prodigiosa, en lo pleno, en lo esencial de cada cosa que comparte el ideal que no se plagia. Tú conviertes mi desierto en alameda surtes vida y amenizas los encantos, eres fiel en el dolor, en los quebrantos y el eterno seductor que me desveda. Tan intenso es tu versar que hasta me enreda en el sano laberinto del ensueño, te apoderas de mi trino y de mi sueño y te atreves a besar nuestra excelencia con onírico placer desde la esencia del andar que te permite ser mi dueño. 

Alfarera de los sueños

Alfarera de la vida siempre osada: ¡eres alma que se entrega en su avanzada! Siempre abierta a la pasión de la esperanza, tan guerrera en el hacer que da confianza y en la amarga condición de una añoranza multiplicas vehemencia en la enseñanza. ¡Alfarera de los sueños siempre ilusa, inspirando esa verdad que surca infusa! Surtidora en el desvelo, iluminada que sosiega al universo con su alianza, mientras deja fiel impronta como musa. Obcecada en su sapiencia va profusa, prodigiosa en su  ternura persevera: ¡convirtiendo cada ocaso en primavera!

En su fortuna

Confiando al universo lo indecible preciso continuar mi derrotero, buscando esa verdad sin juramentos que pueda atestiguar a lo increíble. Haciendo siempre frente en lo posible a tantas divergencias, coyunturas, que enferman, atropellan y torturan y encierran entre rejas y barrotes, lo más universal que no se esconde: ¡pues sabe vislumbrarse en su fortuna! Pues sabe vislumbrarse en su fortuna y al alba desnudar con la mirada dispuesta, intransigente, sin palabras, venciendo la oquedad que confabula. Sin miedo a despojar toda censura escucho mil razones con acierto, dispongo de la luz del sortilegio  que llega en el versar de cada día, en tanto lo esencial que no denigra enciende una almenara en el consuelo. 

Es tiempo de vencer

En medio del dolor de este destierro me obceco, me levanto, no me rindo, desnudo mi esperanza, me sonrío y afirmo mi razón: ¡todo mi credo! Es cierto que el quebranto manifiesto mas puedo revelar toda mi esencia, mirar al universo sin miserias y anclar mi corazón en el sendero, que juntos bendecimos en silencio sin sombras de falacias ni reservas. Es tiempo de vencer los desafíos, de ver la inmensidad del horizonte y hacer multiplicar los corazones en medio de avatares y peligros. No importa si al mirar en el camino alguna sombra oscura se interponga, aquel que persevera es quien derrota lo falso y lo ladino de este mundo y busca atesorar entre segundos la intrépida señal de la victoria.

Entre lealtades

¡El amor es guía que alista y comprueba, enternece el alma, seduce, renueva! Indeleble impronta que osada destella sabe de lo intenso que dejó su huella, vislumbra el camino que nunca atropella en tanto acaricia con su luz de estrella. ¡Es el fiel  tesoro que enciende la hoguera cuando en el  ocaso promete la espera! Sus colores sirven para quien se atreva a enfrentar el ruedo: constante querella; para hacer que brote fresca primavera. Genuino se entrega franco y sin frontera, abraza nostalgias y ofrece bondades:  ¡bendiciendo vidas entre lealtades! 

Sin más ataduras

Tan leal se eleva sin más  ataduras, sabe sus enigmas viviendo sus duelos, viene con su adarga mas en su revuelo se aferra a ese espacio que vence las dudas. Si el desasosiego surte sus injurias llega la confianza con broquel de anhelos, ella se contagia junto al fiel acierto, no levanta muros, se expande y trasciende pues es la esperanza la que intensamente nos deja la impronta desafiando el tiempo. Nos deja la impronta desafiando el tiempo y al mostrar su esencia su rostro embellece, congratula aquello que con fuerza impele toda su osadía sin falsas ni miedos. Vuelve junto al iris que ofrece el intento, rompiendo el esquema de la hostil locura por si en su litigio la añoranza ilusa, se aferra al desvelo que no le intimida ella entrega el alma que jamás claudica pues leal se eleva sin más ataduras.

Tan leal se eleva

Si acaso entre azares se llega al sendero la vida florece junto a sus delicias, promete el oasis con fieles caricias mientras lo sublime se ofrece sincero. Es dulce la entrega, la estima, el afecto, la pasión que emana desde el alma plena multiplica aquello que nos desordena y aunque hermoso sea no ha de ser perfecto. Vulnerables somos, guardamos secretos, crudos desafíos nos ponen a prueba pero en la esperanza se enfrentan los retos.  El amor es guía que alista y renueva es libre y confía sin tantos decretos: ¡mientras en su alianza tan leal se eleva!

Y surte la espera

Mientras es la luna la fiel centinela hay brillo en la noche que osada se asoma, nos trae la fragancia y el más suave aroma junto a la esperanza que su tez revela. Y surte la espera balsámica brisa con el manto verde que gentil se ofrece, acaricia el monte mientras lo enriquece con el tierno adagio que allí le improvisa. Sublime el arpegio que en la sombra ilusa desnuda su rostro frente a su lucero, en tanto aparece la ferviente musa. Goza de esa estrella que exornó  primero, presume del alma con su gracia infusa si acaso entre azares se llega al sendero.

Mi lira danzante

Mi espuma en conciertos, mi lira danzante y el verso desnudo dejando su estela, besa la alborada si el arpegio vuela junto al pentagrama que esplende brillante. Presagia la noche la musa inquietante, la osada traviesa su rostro revela, siente la mirada del bardo que anhela mientras su alma entrega toda al nigromante. Trina la esperanza junto al verbo andante, musita despacio la sublime esquela en tanto un soneto nace desafiante. Y escribe sin trabas la sabia cautela, la ilusa descubre lo insignificante mientras es la luna la fiel centinela.

Siempre divina

Exorna la virtud completamente y adorna con sus letras el revuelo, decora de pasión el fiel señuelo que versa en su albedrío vehemente. La impronta de su paso tiernamente se muestra con su faz de terciopelo, se hilvana nota a nota en su desvelo dejando su verdad intransigente. Es bella, es especial, siempre divina y afianza con su huella milagrosa la osada libertad que la ilumina. Y mientras se engrandece silenciosa, la fuerza deja el rastro que domina e impele su vigor vertiginosa.