Vivir




Calmar y aminorar la senectud
se siente en el ocaso de la vida,
amando simplemente a la medida
con alma, corazón y gratitud.

Vivir cada momento a plenitud,
creer en la verdad correspondida,
humilde, responsable, convencida
sin sombras que provoquen inquietud.

Camino natural de decadencia,
senderos de horizontes compartidos
que siembran lo genuino en nuestra esencia.

Los ciclos que sorprenden los sentidos,
el tiempo inexorable en su existencia
conducen a universos florecidos.

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