La lira emocionada no se agota



 ¡Qué grato disfrutar romanticismo!
Llenarnos de su orgásmico desvelo,
sentir que nos atamos al anhelo
y al délfico pilar de su lirismo.

Impronta que se acopla al virtuosismo
se nutre de la musa en su revuelo,
del frío o del dolor en cada duelo
y escapa del rencor, del egoísmo.

La lira emocionada no se agota,
se yergue en demasía y nos cautiva
dejando el alma plena en cada nota.

Sublime es la razón que la motiva,
mirífico el placer que la denota
ilusa, impredecible y atractiva.



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