Dejando pinceladas



La niebla llega densa entre las sombras
el hálito del viento ha contagiado
las copas de los árboles, sus gajos,
la miel en el rocío de sus hojas.

Ofrece un vendaval sobre la alfombra
del bello laberinto ensortijado,
de anhelos atrevidos, empeñados
en tantas utopías tentadoras.

La niebla confabula con la aurora,
escarchas de un instante insospechado
aspergen sus desvelos, sus quebrantos
dejando pinceladas silenciosas.

Regala la  ventisca promisoria,
el reto que se atreve ilusionado
y entrega sin secretos ni reparos,
las huellas indelebles de su impronta.






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