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Mostrando entradas de junio, 2017

Sin remedio

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Rehúyes al impacto del momento y evades hasta el brillo de mis ojos. Presagio la estampida de mis versos y anulo lo que fuimos, lo que somos. Fugarse no es antídoto del tiempo ni es lujo en el abrigo silencioso, es vil ensañamiento y abandono que aleja lo vital de nuestros sueños. Deserta quien traiciona al universo, aquel que se acoquina tras un rostro, que insulta lo real maravilloso y esconde la sonrisa tras un velo. Apóstata y perjuro sin remedio, blasfemo que se oculta entre sollozos, desechas el primor de lo ingenioso viviendo en el abismo de tus miedos.

Divina claridad

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Divina claridad sin más frontera auténtica en la diáfana aventura, matiza con el iris la espesura y alcorza su esplendor de primavera. El mito de la rosa lisonjera conspira en el frescor con su hermosura, ofrece al universo que murmura  lo intenso de su esencia verdadera. Cantar que desde el alma se anticipa fluyendo en el adagio que entreteje, en tanto la nostalgia se disipa. No dejes que el dolor hoy nos aleje del sueño encantador que se emancipa, ni el duelo del pasado nos maneje. Impronta que eclosiona entre sus huellas cual tinta insospechada en su desvelo, se nutre con la lira del anhelo en medio de un crepúsculo de estrellas.

Vuelve a rimar la esperanza

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Vuelve a rimar la esperanza esa que jamás se pierde, quien a la sombra florece y al oasis engalana. Vuelve a rimar en su holganza en el placer que armoniza y el regocijo se inspira  hacedor de la mañana. Vuelve la ilusa confianza se acomoda en sus azares, revela lo inigualable en su labor de artesana. Vuelve en la fiel alabanza y en el iris diamantino se enreda entre coralillos en perfecta filigrana. Vuelve sin miedos, a ultranza sin vacilar y resuelta sabe impregnar fortaleza en la vida cotidiana. Vuelve segura y alcanza el verdor de la quimera, trae consigo primaveras y esa fe que es soberana.

Vino breve y fugaz

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Vino breve y fugaz, sin tropiezos divinos en la brisa sutil cuyo anhelo revela. Vino frágil quizás, pero nunca vencido apartando el tal vez y la absurda sentencia solo presto y vital, sin censuras ni mitos. Vino breve y fugaz, sin ningún sortilegio, el adagio escuchó en las rimas traviesas, no buscó en el vergel, solo hurgó en el silencio, contempló en su mirar el brillar de la estrella que eclosiona al amar sin pedir privilegios. Vino breve y fugaz en la umbrosa quimera. Vino intacto a beber del torrente que inspira sin siquiera anunciar ni augurar su presencia, solo tuvo el honor de besar la sonrisa junto al trino cantor que entre montes se empeña. Acercando el vergel al divino remanso, inefable el poder del perdón recupera. Vino breve, al azar sin codicia ni llanto solo quiso abrazar con sus alas viajeras el desvelo frugal que encadena el ocaso.