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Brindar

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Brindar por el ayer, por lo vivido llenarse de esperanza y compromiso, beber del manantial del optimismo y hallar como enfrentar los desafíos. Brindar por el amor correspondido, hacer de la virtud un paraíso, gritar nuestra verdad sin egoísmo y así poder llenar nuestros vacíos. Brindar por lo inusual y lo perdido, también por el azar de lo improviso que atina a retoñar sin fatalismo cual fénix del ingenio en los hastíos. Brindar por el silencio convencido, el aura del rebelde e insumiso de aquel que no se rinde al pesimismo y encuentra en los ocasos sembradíos.

Melodía de Otoño

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Llega ilusa,  con  prisa, como adagio del viento, enloquece entre notas compilando añoranzas mientras viste el rocío de un paisaje irredento. Remolino de instantes que alucina esperanzas, que transgrede  silencios descubriendo la esencia  del sagaz universo que regresa bonanzas. Vehemente se muestra cuando dicta sentencia, no se aquieta ante el alba y alborota desvelos cuando osada procura su impetuosa apariencia.  Es prodigio del viento que eclosiona entre anhelos, vendavales de ocasos que anticipan quimeras presagiando arrebatos de aturdidos revuelos. Melodía de Otoño que acicala riberas vuelve con su nostalgia junto al céfiro indemne,  va perdida entre azares de cetrinas praderas mientras besa la lluvia con su arpegio solemne.

Tomado de la noble fortaleza

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El hecho está en el verbo que censura, que engaña, sacrifica, vitupera, que elude entre reproches mil respuestas vagando en el abismo de las dudas. La acción de soslayar siempre se oculta detrás de una pantalla de problemas, confunde tras su cruel naturaleza y expele las razones más absurdas. Tal vez ve reforzada su armadura y espere la añorada recompensa, no obstante la verdad siempre dispuesta se opone a la mentira vagabunda. El triunfo no es del bárbaro que culpa y aliena adversidades con promesas. El gozo es descubrir bajo la niebla lo insano que acorrala con excusas. No pueden pretender tantas locuras vestidas con disfraces de princesas, hacer prevalecer su incompetencia basada en la diabólica tortura. Aquel que persevera siempre triunfa tomado de la noble fortaleza, tan firme en la humildad de la grandeza mostrando su más fiel empuñadura. Milagro del amor que se desnuda confiando al universo sus compuertas, aliá

Atándose a la musa

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¿Quién dijo que el poeta se ha cansado, que llora enternecido ante el olvido? ¿Quién dijo que en su tiempo se ha perdido obviando lo vivido en el pasado? No es cierto, solo aclama desmedido, palpita en cada letra que se escapa, atándose a la musa que lo atrapa en torno a su universo incomprendido. Intenta escudriñar cuando destapa aquello que es humano en apariencia, dejando a la divina providencia el juicio ante el odioso que agazapa. Defiende su verdad con vehemencia no juzga con su tinta, mas denuncia la oscura perversión y se pronuncia en contra del descaro y la insolencia.

Anida en el milagro

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No entrega la esperanza sus caídas ni arropa lo más crudo del desvelo, bien sabe que la luz más que un anhelo supera las penumbras escondidas. Se arraiga a lo vital de nuestra esencia, no infunde decepción ante el quebranto e ilusa ante el pretexto de su encanto revela su verdad sin apariencia. Rebusca entre sus letras atrevidas el rostro complaciente sin recelo,  anida en el milagro del revuelo auténticas bondades compartidas. No ofende al pensamiento que silencia, se afilia a lo divino y a lo santo, conoce del alivio que da el llanto sanando soledad e indiferencia.

La fe siempre nos salva (Parte II)

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Sabiendo que la  fe siempre nos  salva,  motiva  intensamente el día a día  en tanto esa esperanza desde el alba  nos muestra su esplendor con osadía. Es fragua que endurece, nos enalba blanqueando hasta el pesar de la agonía, construye milagrosa en su porfía e impera vehemente mientras ralba. Es cierto que cual fénix se levanta, renace consistente, sin rencores y obrando humildemente se adelanta. Supera el intrigar de los rencores, con firme decisión ella suplanta la odiosa tempestad de inquisidores. ralbar: levantar. Dar la primera reja de arado a las tierras. enalbar. (Del lat. inalbāre, blanquear). 1. tr. Caldear y encender el hierro en la fragua hasta que parece blanco.

La fe siempre nos salva

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Parte I Gozando los tesoros preferidos en busca de lo auténtico y valioso, el pacto marcha intenso,  silencioso y ofrenda pormenores escondidos. Quizás algunos sueños confundidos irrumpan el presente temeroso, entonces lo real maravilloso esplende en los confines sorprendidos. Más valen los detalles sublimados, melifluos en el mazo o la collalba que dejan sus terrones desmembrados.  Sensibles horizontes que a mansalva ofrecen desafíos impensados, sabiendo que la  fe siempre nos  salva. collalba 1. f. Mazo de madera con el cual los jardineros desmenuzan los terrones.

La estrella que siempre inspira

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Eres tú la consentida de ángeles y querubines, luz en las horas vacías, despertar en los declives. Para ti no hay imposibles porque el milagro te alcanza, eres el alba encarnada, la estrella que siempre inspira y bendice nuestras vidas aliviando nuestras cargas. Eres quien media y activa esa fe que nace libre, vives el sí que no humilla  y propone ser humildes. Abraza hasta lo increíble ese amor que te ilumina,  batalla día tras día contra el odio y la venganza, regalándonos la  gracia de vencer la cruel perfidia. La traición que contamina revienta ante lo sublime. Frente al odio que aniquila eres escudo invencible. No te quiebra lo terrible  y perseverando ofrendas,  tu inmaculada paciencia y el  maternal sacrificio, intercediendo ante el hijo en el cielo y en la tierra.

Surtidoras de poderes

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Llegan brujitas traviesas con sus pócimas rebeldes, en las vasijas de barro surtidoras de poderes. Con euforia callejera subiendo por las paredes, sorprenden con su destreza entre papelillos verdes. Alocadas, pizpiretas, trenzando los acertijos vierten confetis dorados que adornan sus laberintos. Buscan escobitas nuevas con zalema y regocijo y conjuran a la luna en el convite divino. Danzan, auguran, revuelan y conspiran de repente, murmuran y se sonríen maliciosas, confidentes. Guardan el polvo de estrellas,   el elixir y las mieles, quieren conquistar luceros y excederse en sus placeres. Mimosas y lisonjeras halagando con cumplidos, saben de rumba y de salsa  de merengue y de buen ritmo. Cumplidoras de promesas y alucinando delirios, siguen tejiendo quimeras hilvanando desatinos. Con sus varitas coquetas retozando libremente,  confabulan con el arte presuntuosas, diligentes. Como arúspices deidades

Sin que pueda jamás

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Y buscó en el ayer un refugio entre penas,  un pasado que ahogó sus nostalgias vividas cual antaño crucial de inminentes caídas en colinas angostas y en quebradas ajenas. Vislumbró al caminar añoradas almenas y esas luces de paz por el sol revestidas, fueron más que un fulgor de almenaras prendidas mientras sin pregonar derribaron cadenas. Y admitió la razón, confesó sus verdades, se tocó el corazón sacudiéndose todo concediendo el honor de sanar realidades. Solamente el amor dignifica bondades y el orgullo ahogará su mentira en el lodo, sin que pueda jamás perpetuar sus maldades.

Sólo un soplo del alma

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Se ha de lustrar el brote que asoma en la quimera asida y aferrada a una ingenua esperanza, se ha de pulir la piedra vital sin asechanza borrando el artificio que engaña y desespera. Se ha de trocar la envidia que al odio convenciera y enmudecer el grito sin vacilar, a ultranza, resueltamente libre sin rastro de añoranza convencido que el gozo de amar vence la espera. No será la nostalgia la que el sueño impidiera  sometida al bohemio desvelo de la holganza  ni tampoco el abismo que al cielo estremeciera. Sólo un soplo del alma que anima en su pujanza verá el halo que augura verdor de primavera mientras tanto el presente defiende su bonanza.   

La amistad no ha de rogar

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¡Qué bueno es poder contar  con un amigo sincero que solidario y certero nos auxilie sin dudar! La amistad no ha de rogar el abrazo sin fronteras, ha de acudir sin barreras con optimismo y consuelo, siendo fiel en el desvelo y arquitecto de quimeras. Una palabra que sana ofreciendo su empatía, es cual leal melodía que del corazón emana. Sabe que el dolor profana cuando el ingrato traiciona, la mentira conmociona y flagela sin medidas, en las sensibles caídas esa presencia alecciona. Si la amistad se quebranta escondiendo su grandeza, nunca existió la nobleza  y a su falacia amamanta. En el silencio atraganta todo lo que dar quisiera, su cobardía supera el valor de lo sublime y la verdad que redime sucumbirá prisionera.

Mientras el ocaso

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No será la apuesta quien rompa el secreto ni será la causa de la despedida, pues del universo la quimera henchida tejerá la cuerda que conduzca al reto. Dicen que algún ángel presenció discreto la entrega preciada del alma elegida, que bendijo el aura de la fe encendida  y atisbó el milagro que asomaba inquieto. Añorado encuentro que el placer trasciende deja con su encanto melodioso arpegio mientras el ocaso cenital se extiende. Cuentan quienes vieron aquel sortilegio  en la  ilusa noche cuya luz sorprende  que el aire gozaba de ese privilegio.

Senderos amados

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Tantas ocasiones de anhelos alados en la incertidumbre y en las disyuntivas, miles de horizontes fueron revelados en la contingencia como tentativas. Quizás nuestros gritos fueron silenciados en las escapadas significativas, sin causar estragos, tan inofensivas procurando siempre desvelos osados. Concilia la tarde su historia instintiva donde confabulan rezos murmurados y dan sus respuestas las alternativas. Sentimientos viles serán arrancados y a la luz del alba siempre compasiva, la esperanza augura senderos amados.

Supo levantarse

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Pudo el verso errante volar al ocaso, buscó el horizonte de la audaz estrella y en lanzadas líneas cinceló una huella dejando el vestigio de intrépido paso. Supo levantarse del fugaz fracaso y empinar silencios que el olvido sella, mientras se aquilata la luz que destella  la melancolía de adusto parnaso. El otoño inspira,  sacude vivales devolviendo el ocre con delicadeza  en tanto el almagre desnuda rosales. Impone mandatos tanta sutileza, arrastra guijarros, desprende señales y encuentra en lo humilde toda su grandeza.

Al final

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Al final la vida le dará respuestas a tantas preguntas lanzadas al viento, borrará la angustia del insano invento que fluyó en palabras totalmente opuestas. Llegarán ocasos en cerros y crestas, vestirá el otoño lo infiel, lo irredento y el saber del alma pintará el cimiento de aciagos cautivos en notas pospuestas. Al final el tiempo dictará sentencia, no hay escapatoria para quien lastima y esconde su rostro tras una apariencia. El hacer supremo su fe legitima, responde paciente, defiende su esencia y será cual ángel de amor que sublima.

La mirada en el delirio

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Asumo este dolor inexplicable que agita la mirada en el delirio. Se encierra en su muralla miserable la pena agazapada del martirio. Es triste y doloroso el desatino inmerso en agónica apoteosis, se aleja de lo recto del camino temiendo a la total metamorfosis.  Yo sé que enajenado se desnuda el bárbaro cincel en su apogeo tallando la aflicción que no se muda. En tanto ha suspirado el balbuceo de aquel que en la verdad siempre se escuda y enfrenta la obsesión del fariseo.

Hoy lastima

No me aterra la blasfemia de lo impío    ni la oscura falsedad de tu ropaje, aunque duela la malicia del ultraje la lección he de aprender cual desafío. Te consume la bajeza en su vacío más no temo a la ironía  del chantaje, la verdad se ha de imponer sin maquillaje cuando el tiempo te arrebate el atavío. Cruel e ingrata la maldad que sin fronteras arremete con el odio desmedido y pretende enrarecer las primaveras. Hoy lastima ese sarcasmo envilecido más no puede encarcelar tantas quimeras, pues sublime es el amor el elegido. 

En insomne desvelo

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Fuiste aquello punzante e hiriente, inconsciente en insomne desvelo y el anhelo se aferró entre puentes. Inminente, cercano, imperioso, luminoso vislumbró la noche  y el reproche se esfumó en un soplo. Fue el asombro alimento y rocío, desafío de amores osados enraizados en dones genuinos. Ni el abismo sofocó el romance en el trance del místico beso, cuando ileso superó pesares. Sigue errante el amor que perdona, no abandona su fiel aventura de ternura y bondad generosa.

¡Oh quimera mía!

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Fue en la tarde aquella de la suave brisa, donde tu sonrisa reveló el misterio y del cautiverio se escapó la ilusa. Fiel escaramuza de gozo contagia cual magia que surte su esencial arpegio y más que  sortilegio, es fúlgida vida. Vuelve enternecida y eclosiona el verso hacia el universo que valiente inspira, en tanto la lira bendice el rocío. Es el desafío del verso que alienta, sabio se presenta sin pedir permiso ante el paraíso que surte la espera. ¡Oh quimera mía que en otoño llegas y a ciegas fecundas dorados desvelos, revuelos de azares regalando albricias! ¡Albricias! Expresión de júbilo que acompaña a la buena noticia que se trae.

No te rindas amor

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No te rindas amor, hoy te admiro y me inspiro en el cielo que besas: ¡si regresas haremos caminos! Fueron bosques de hermosos cipreses y las mieses segadas cual musas, siempre ilusas tejieron sus redes. No desmayes, anhelos se trenzan y comienzan historias osadas que salvadas son más que leyendas.  Yo no puedo dejar que te apagues ni te embriagues de efímeros sueños:  ¡ somos dueños de nuestros azares! No te aferres al no del pasado, que el sagrado horizonte te invite  al convite de Amor como hermanos. No te rindas amor, es genuino el divino torrente que calma, desde el alma fluyendo cual río.

Es la mirada del alma

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Es el monte del olvido el que susurra nostalgia, aferrándose a la magia del cariño desmedido. Es el placer sorprendido que adoniza lo increíble, quien alucina sensible cautivador y adorable cual espíritu inefable manso, tierno y apacible. Es la mirada del alma la que busca la riqueza, esa que emana belleza  y que fielmente nos calma. Es la que nutre y ensalma, quien revela su ternura con la paciencia y cordura del amor que no abandona,  quien en la espera perdona con la humildad que perdura. Es la que en sueños delata y ante el dolor se conmueve, es quien luchando se atreve y al deshonor desbarata. A la lealtad desata para que vuele genuina, ante el odio no se inclina y rechaza la arrogancia cuando presume constancia en la verdad que ilumina.