Teje la ausencia

Teje la ausencia


Siento el canto del viento, la brisa suave cual palmeral
y el aroma del campo, las azucenas, salitre y mar.
Siento el perfume intenso de mariposas en el palmar
y esa caricia ilusa rompiendo enigmas cual vendaval.
Oigo el trino del río que arrastra instantes en su caudal
y el Yumurí me alcanza con su ambrosía en mi despertar,
cruzo puentes y azares, vislumbro anhelos al caminar 
mientras tanto la luna muestra su espectro siempre leal.

Melodía del tiempo con su gemido sentimental,
el ruido de las olas en mi nostalgia puedo escuchar
y la humedad rociando la tinta indemne que en su inspirar
 es como las albricias en su algazara primaveral.
Excelsa en el parnaso con tu ambrosía subliminal,
 Atenas de mi Cuba siempre en mis versos vas a reinar
no importan las barreras, melancolía vas a estallar
si entre anhelos el cenit de la esperanza es colosal.

Alcorzando el silencio y el misticismo de lo ancestral
gorjean colibríes con su zumbido tan peculiar
y en el verdor del valle se confabulan sin olvidar,
el néctar que se surte del sincretismo y lo terrenal.
Preludio de cabildos, toques montunos y un madrigal
surtiendo cubanía por la campiña con su loar,
alaba el sortilegio entre el repique y el retumbar
 desafiando el hastío que peregrina sin  credencial.

Retoma la añoranza su desconsuelo circunstancial
que se funde en el llanto y en lo profundo de su penar,
mientras firme la noche se confabula en su desandar
 balbuceando quimeras en su anarquía universal .
Presagia una tonada la despedida casi mortal,
 controversias irrumpen ríos de sueños por silenciar
y en el grito del alba  batiendo lanzas por no callar
errabundo el recuerdo teje su ausencia siempre abismal.



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