Con solo despertar




De nuevo ha de llegar la primavera
con soplo de esperanza y de quimera
vertiendo el surtidor de su ambrosía.
Retorna caprichosa de la espera,
esplende en el verdor del horizonte
y siente que el amor la poseyera.
Como si en el hechizo de la brisa
colmar montes y valles ya pudiera,
con solo despertar del sortilegio
y así dejar de ser su prisionera.

Y han de alcorzar fragantes alamedas,
de oasis florecientes las veredas
en tanto la armonía reverdece.
Esparcen sus azares rosaledas
 desprenden sin recato los anhelos
y visten de elegancia las robledas.
Como si en el umbral del paraíso 
pudiera subastarse en almonedas,
la euforia opalescente de la aurora 
y el suave perfumar de las resedas.



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