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Mostrando entradas de febrero, 2016

He de escribir

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Como tantas veces he de escribir mis dudas, mis sueños desvelados, mis pesares, he de escribir caprichos, tempestades y alzar la voz que emerge del silencio. He de escribir también mi desconcierto, aquello que ha de ser inexplicable, razones añejadas del pasado y el tiempo que transcurre inexorable. He de escribir el canto que conmueve, aquel que entre sus notas no perece, inspira, no lacera, se enriquece del trino placentero que arrebata, en tanto la armonía se aquilata y el eco del amor nos compromete. Como tantas veces, el despertar me inspira en medio de batallas y de ausencias, de esa extraña saciedad que desespera y suele eclosionar entre mis letras. He de sanar la herida más reciente sin pretender que muera en el olvido, sé del perdón, lo abrazo y lo concibo, mas no puedo asimilar tanta indolencia. Comparto esa nostalgia que edifica que acerca en la distancia  y que enriquece, las lágrimas en versos, la alegría y el grito del amor  que no fenece, aquel que no se encierra

Tantas veces suspira

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Vierte el polvo de estrella su rocío de luna y es la noche traviesa quien presume oportuna ofreciendo lo egregio del vergel del amor. Complaciente reserva la añorada quimera proporciona la magia de vital primavera y sorprende el orgasmo con su esencia de flor. El silencio presagia su emoción vehemente, y es oasis de sueños en la holganza evidente donde esconde la vida nigromante pudor. Confidente entregado a entrañable revuelo cual testigo que añora que no acabe el desvelo y el idilio derrame su placer seductor. Guarda en manto de seda su amuleto atrevido, la esperanza aquilata, no pretende el olvido solo quiere aferrarse a hechizante fulgor. Persistente atesora la pasión que le inspira y en su loca algazara tantas veces suspira el viril arrebato de su afán tentador.

Seamos

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Seamos como el tierno despertar de la aurora tan vital como el aire que entre montes aflora, sin el ruin desenfado ni el silencio que ignora  la belleza genuina: la que el alma atesora.  Seamos más que amantes en el duro camino en las noches de angustia y en voraz  torbellino y en el délfico gozo del encuentro divino el amor nos convoca con su andar peregrino. Seamos más que anhelos, más que instantes y azares sin límpido espejismo ni abstractos avatares, desatemos amarras y entonemos cantares que trasciendan fronteras y edifiquen pilares. Seamos cual la brisa que se agita en revuelos, confidentes melifluos sublimando consuelos, escuchemos suspiros y ofrezcamos desvelos abrazando la vida que eclosiona en anhelos.   

Mi peregrina ilusa

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Presume de su amor mi peregrina ilusa, reintenta seducir la pluma que no cesa, vislumbra un corazón gozoso en su sorpresa que escuche el palpitar genuino de su musa. No sueña en competir mi peregrina ilusa tan solo el cautivar el alma con certeza, inspira en la pasión que el cálamo confiesa la intensa percepción de su osadía infusa. Trasciende sin rencor mi peregrina ilusa evoca en el perdón la luz de la nobleza, no obstante al predicar su auténtica riqueza se crece en el hacer virtuoso que no acusa. No juzga la intención mi peregrina ilusa, es sabia al comprender el sueño y la promesa,  amaina la obsesión de la nostalgia presa y entrega su verdad liberta sin excusa. No entiende la maldad mi peregrina ilusa ni esconde su sentir detrás de una remesa, auténtica, leal,  traslúcida e ilesa se expone sin dañar la magia de su musa.

Cual sortilegio

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Inspira seducción desde lo egregio el eminente trino de la alondra, cautiva con dulzura, no atolondra la infusa creación en cada arpegio. El fúlgido esplendor cual sortilegio se esparce en la algazara de los montes, en tanto entre tonadas de sinsontes emerge lo mirífico y lo regio.  ¡Qué irrumpa lo genuino sin formato el eco del amor que nos conmueve, aquel que en el dolor surte su alianza!  ¡Qué el brillo de la aurora se renueve e intente rosicleres de arrebato, en tanto se amotina la esperanza!

Con solo despertar

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De nuevo ha de llegar la primavera con soplo de esperanza y de quimera vertiendo el surtidor de su ambrosía. Retorna caprichosa de la espera, esplende en el verdor del horizonte y siente que el amor la poseyera. Como si en el hechizo de la brisa colmar montes y valles ya pudiera, con solo despertar del sortilegio y así dejar de ser su prisionera. Y han de alcorzar fragantes alamedas, de oasis florecientes las veredas en tanto la armonía reverdece. Esparcen sus azares rosaledas  desprenden sin recato los anhelos y visten de elegancia las robledas. Como si en el umbral del paraíso  pudiera subastarse en almonedas, la euforia opalescente de la aurora  y el suave perfumar de las resedas.

Escultor de mis anhelos

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Es solo el escultor de mis anhelos aquel de la mirada que suaviza aún en la nostalgia más sombría es siempre el confidente y consejero. Artífice vital de mis desvelos que absterge en el reposo y purifica, ofreces con tu égida genuina la esencia del amor más verdadero. Gentil y vehemente en sus revuelos aquel que se conmueve y no claudica, se aferra a la verdad que no idealiza venciendo el espejismo traicionero. Poeta de mis noches sin recelos quien funde la esperanza que da vida, tú esculpes la belleza que no expira y sigues siendo siempre un caballero.

Escultor de mis anhelos

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Es solo el escultor de mis anhelos aquel de la mirada que suaviza, aún en la nostalgia más sombría es siempre el confidente y consejero. Artífice vital de mis desvelos que absterge en el reposo y purifica, ofreces con tu égida genuina la esencia del amor más verdadero. Gentil y vehemente en sus revuelos aquel que se conmueve y no claudica, se aferra a la verdad que no idealiza venciendo el espejismo traicionero. Poeta de mis noches sin recelos quien funde la esperanza que da vida, tú esculpes la belleza que no expira y sigues siendo siempre un caballero.

Delata la verdad

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La impronta atesorada en cada verso esplende cual mirífica anfitriona, no anula, ni censura, se corona sutil y soberana en su universo. Así vive entregada y se obsesiona del verde amanecer, de lo diverso, se nutre en la esperanza y en lo adverso es fuerza espiritual que conmociona. Del alba su mesura en primavera delata la beldad sin escrutinio, supera la nostalgia, el vaticinio que fluye sin agravio en la quimera. Murmura la inquietud del galicinio que anuncia la llegada placentera, del aura que el ocaso prometiera vibrante en la eclosión de su dominio. galicinio: Parte de la noche próxima al amanecer.

El amor que te doy

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El amor que te doy prenda querida es sano, sin intrigas, tan completo, se goza en la esperanza cual decreto que entrega el  corazón sin evasiva. Adoro esa mirada sorprendida, el aura libertina del secreto que guarda cual tesoro el amuleto e incita a la pasión que nos cautiva. El amor que trasciende sin fronteras se place inexplicable en la algazara de ilusa esplendidez cual sortilegio. Y evoca en el ocaso primaveras, irradia su beldad como almenara e inspira seducción desde lo egregio.

Eres dueño

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Eres dueño del monte que dibujo entre versos quien recrea mis noches entre letras versadas, eres tú quien convierte los adagios del alma en cascadas que inspiran acertijos y sueños. Y es que atrapo el desvelo que aquilata la espera, a la ilusa mirada  que provoca suspiros y a la brisa que llega con sutil desatino esparciendo el milagro del amor mientras vuela.   Eres tú mi horizonte que se nutre de anhelos, que entroniza esta loca obsesión que me invade, eres dueño genuino que apasiona innegable mientras vierte su dulce ambrosía el silencio. Y es que alcanzo la cima de adorable quimera en el cenit vital que humedece el rocío y sorprende al cansancio el orgásmico idilio mientras tanto sin miedo la esperanza se entrega.