Vacíos se quedaron los cuadernos

Vacíos se quedaron los cuadernos
de sutiles remembranzas empolvadas,
de sonrisas e ilusiones atrapadas
en ocasos confidentes y supernos.

Con el gris azotador de los inviernos 
se esfumaron entre letras despechadas,
confidencias, lealtades conjuradas
perpetuando laberintos sempiternos.

Y fue cruel tu vanidad, tu desacierto,
esa orgía de rencores infundados
y el abismo insoportable de lo incierto.

Derrumbaste paraísos encumbrados,
convertiste nuestro edén en un desierto
y en cenizas nuestros versos murmurados.




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