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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Cuando apenas sonríes mi dueño

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He vagado en ardientes moradas y sentido el preludio de cuerpos cuando beso el instante que amabas.  Y te quiero de nuevo en mi aurora añorando tu sexo que atrapa,  porque soy en tus brazos gaviota. Sé que elevas al cielo mi aliento y en preclaro horizonte me escapo: cuando siento el susurro discreto. Me sujeto al edén que fusiona el delirio de amar tus requiebros y el instinto viril que eclosiona. Cuando anidas mi alma travieso en la luz cenital que se postra, ante el gozo sagrado y dantesco. Floreciendo el adagio en mi boca cuando apenas sonríes mi dueño: y el placer clandestino trasnocha. El placer clandestino trasnocha si el desvelo se enreda y conspira  en la osada aventura amorosa. Y estremece hasta el Sol la porfía del bohemio sediento, lascivo que sutil y vital acaricia. Con celoso suspiro genuino atesora pasiones e instantes de leales momentos vividos. Sin temer al

Regresa con la niebla

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Regresa con la niebla En tanto esclarecido se arropa en el descanso aquel suspiro intenso plagiando amaneceres que invade mis rincones con notas delirantes de entregas inefables y arúspices desdenes. Cabalga con la musa de azares por los campos  insomnes horizontes de idílicos vergeles, impronta saturada de sueños alcanzables dibujan sus otoños cual ocre floreciente. Y vuelve convencido del tiempo inexorable no importa cuántas veces se pierde en el abismo, regresa con la niebla, la brizna y el ocaso el verso aventurero que invita al desafío. Revela los enigmas el verbo alucinante sin sombras de anatemas, censuras ni escondrijos, hilando en la esperanza los délficos remansos testigos de las letras y anhelos peregrinos.

Nos convida el Otoño

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Nos convida el Otoño Nigromante amanecer de las romanzas  del ocaso alabastrino y reservado, se presenta con ardicia de ilustrado, quejumbroso y lastimero en sus andanzas. Magistrales los pinceles con semblanzas del rosáceo delirar enamorado, se sorprenden con nostalgias del pasado  hechizando los senderos de añoranzas. Junto al eco seductor de contradanzas de la brisa cenital en despedida, fluyen briznas que contagian alabanzas. Y es el ocre celestial que nos convida al versado levantisco de esperanzas, que engalana la ventisca presumida. II Engalana la ventisca presumida la llegada del torrente lastimero, con la osada tentación del hechicero vapulea estrepitosa y sin medida. Imprudente se emancipa la atrevida cuando estrumpe su tonada en el sendero y sorprende el rosicler aventurero la vigilia de la aurora enfurecida. Estremece de arrebato la porfía cuando el viento vitupera en los abismos, confundiendo la inquietud con la anarquía

Porque me amas

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Porque me amas ¿En dónde estás Señor, adónde has ido, por qué en mi soledad siento tu falta? Si implora el alma mía un acertijo plegada ante el dolor que se derrama  e incauto el corazón busque algún trino que ingenuo dignifique junto al alba, ocasos de penumbras, laberintos,  el vuelo inescrutable de mis alas y empiece un nuevo otoño en mi destino y el llanto precipite entre cascadas, buscando esa virtud en lo genuino que entrega lo mejor sin pedir nada. Anhelos transmutando en espejismos de estigmas y utopías deliradas, se agolpan irrumpiendo en el vacío con sombras plañideras de nostalgia y en medio del temor y el desatino impregnan dolorosa la antesala, del bárbaro tormento cual martirio que azota en vendavales de palabras, sin antes entrever el sacrificio que deja en el hacer su filigrana. Mas sé que tolerante en el camino tu esencia creadora me acompaña, en medio de agobiado pesimismo tu luz es fortaleza y es alianza,

Visiones

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Visiones Miradas que auguran enigmas y azares, furtivos anhelos y efímera brisa que llegan surtidas con la inquieta brizna y esparce el rocío con finos detalles. Comulgan distancias en tan bella imagen, fluyendo acertijos  en las hojarascas en tanto despiertan de inefable holganza,  etéreos los sueños de audaces amantes. Visiones ilusas e intangible el tiempo dejando eminente sus huellas marcadas, son como murmullos que nacen del alma  refugio ingenioso de indócil silencio. Ocaso rebelde que infunde el desvelo, presagio de auroras  cetrinas de otoño que impelen al viento levantisco enojo, cual gris añoranza de aciagos intensos.

Insomnio

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Insomnio tú deliras sin tregua por mis vados,  ultrajas espejismos de sueños inconclusos, en esta mi agonía de noches de calvario afliges mis esperas de idílicos susurros. Insomnio tú atormentas quiméricos anhelos, instantes convulsivos increpan la vigilia, de nieblas, confusiones, de caos, anarquías y umbrosas tempestades que marcan el destierro. Insomnio tú agonizas atado entre visiones pretéritas y etéreas de sombras desveladas, permíteme el asilo de azules esperanzas que impidan holocaustos sedientos de rencores. Yo sé que me flagelan sin armas entre letras, que acosan mi nostalgia bravía en el ocaso  de insomnes laberintos, azares y quebrantos, que infunden desde el alma preclara vehemencia. Ya ves que en tu delirio tú estrumpes consternado y azotas la añoranza vital y alucinante, de utópicos revuelos que imploran el oasis  e impetran palmerales, vergeles y remansos. Osada la alborada sorprende mis presagios con notas que desl

Soledad

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Etérea soledad vaga en mis letras sutil y vaporosa entre remilgos, esculpe desde el alma el acertijo y deja su enigmática miseria. Compendio de palabras y artificios que ansía un horizonte de promesas, atrapa la esperanza en sus quimeras y emprende un derrotero en el exilio.   Intenta interpretar desde su esencia el brío del hacer y su denuedo, perpetuos los azares indiscretos increpan desvelados las tristezas. Irrumpe en el cansancio  la pereza ociosa y confundida en los senderos,  de atávicas señales entre anhelos que ofrecen testimonios sin reservas.   Expelen energías las querellas de incautas soledades sin destino, controlan la bondad, el optimismo y el eco espiritual de la cautela. Arcana voluntad sin entresijos presume la nostalgia que le acecha, marcando libertina en cada huella, la impronta de obcecado laberinto.      

Asceta en la virtud

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Luceros que enternecen madrugadas genuinos del amor sin condiciones, misterio del silencio confidente y el sí de aceptación en las misiones, bregando en el hacer eternamente umbrales de inefables alboradas. Asceta en la virtud que persevera divina en el misterio inescrutable, espíritu intangible y solidario cobija en la oquedad inexorable, latente en el sagrado escapulario que abraza con su fe de primavera. Milagro de la luna que acrisola e infunde su ternura desde el alma, etéreo surca el ángel con la brisa ungido por la paz que inspira y calma seráfico, paciente cuando irisa el halo de la estrella con su aureola. Luceros que enternecen madrugadas, asceta en la virtud que persevera, milagro de la luna que acrisola umbrales de inefables alboradas, que abraza con su fe de primavera. el halo de la estrella con su aureola.

Madre de Luz

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¡Oh Madre del amor, las esperanzas, mambisa del terruño caribeño, me acerco a la humildad de tu silencio leal en el sudario o la algazara! Oh Madre del consuelo y de la alianza virtuosa de la fe que no traiciona, paciente misionera en las auroras testigo del hacer sin arrogancias,  genuina en el espíritu que adora la infusa humanidad que se aquilata. ¡Oh Madre de la Luz que vida irradia  celosa vigilante  en los desvelos, que sufre las desdichas de su pueblo y nunca pierde el alba en la mirada! El aura de la estrella soberana defiende con honor su vehemencia, presume del estío en las riberas abraza en las impávidas jornadas, no importa si es otoño o primavera: su manto celestial siempre nos guarda.

Presiento

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Presiento Presiento esa bondad que se destila lejana en el concierto de las olas, en ese salpicar de blanca espuma que invade los secretos de la aurora, decana de un amor sin armadura guardada en el tesoro que arrebola. Presiento un mar de arena blanca y fina tallando en cada huella sus memorias, ardiente en el revuelo sin censuras, discreto en el azar de cada historia y arúspice sensual bajo la luna, meliflua en el placer que se corona. Presiento un derrochar a la deriva bregando en la pasión más generosa, gozando del salitre y la fortuna que hechizan  la ambrosía del aroma y el soplo cenital cuando copulan, los sueños confidentes que obsesionan.

Mientras danza

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El viento canturrea amaneceres, el aria surca infusa desde el alma, afín es la oración acompasada y el brillo opalescente en su algazara. Irisa el tornasol de rosicleres la fúlgida tonada de la brisa, tallando un epigrama con la lira versada intensamente mientras danza. La luz cubre el espacio vehemente, estrumpe en el milagro del desvelo, libera con su adarga verso a verso el loco frenesí de un juramento. De seda va la musa irreverente gozosa del blasón de su linaje, va en busca del aroma de los mares sedienta del carisma caribeño.

Presagio

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Cobija el corazón luz y desvelo,  el soplo perspicaz de la caricia abriga intensamente la delicia y el pleno regocijo del anhelo. Distingue el horizonte en su revuelo plegando entre las sombras su nostalgia, comulga la paciencia con la magia del alba sideral junto al rocío, que  besa la añoranza del estío en tanto el sacrificio se presagia. Acoge entre esperanzas con recelo lo incierto y lo transforma en ambrosía, comparte realidad y fantasía dejando lo genuino en cada vuelo. Denuncia la venganza cual flagelo que intenta sumisión, abismo y llanto,  espera consternada en su quebranto la fiel tenacidad que persevera, en tanto se edifica una quimera que agita el privilegio con su encanto.

Que nada se confunda

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Que el mundo no silencie sus quimeras ni encierre la razón de la añoranza. Que expire la arrogancia que arrebola y el fuego del amor cual almenara se nutra libertino en las auroras, en tanto perseveran las palabras. Que el eco retumbando en el silencio irrumpa el armonioso pentagrama, con notas hacedoras de victorias fluyendo sin control y desde el alma, si ilusos laberintos entre anhelos   hilvanan confidentes sus batallas.      Que nada se confunda con promesas y el viento no atropelle las plegarias,  que el loco desatino de la euforia se pierda en la maldad de la falacia   y borre la crueldad de las secuelas   del odio retador que desampara. Que el grito espiritual en los desiertos  escrute un horizonte sin venganzas y el  verbo inspirador de sus historias  testigo de un oasis de esperanza, revele sus primicias sin misterios ni absurdas intenciones prejuiciadas.