Recibe amiga mía las albricias


Tu carta he recibido amiga mía,
reclamas en tus letras por ayuda,
te siento reticente entre las dudas
y accedo respondiendo a tu misiva.
 
No aferres tu dolor al desconsuelo,
la vida te sonríe en sus primicias
si abrazas la razón que te emancipa
y esplendes en la aurora del talento.
 
No importa que critiquen la almenara,
que enciende en su candil nuevos senderos
ilusos que acrisolan los cimientos
e inspiran la verdad cada mañana.
 
Conspiro con el sueño que amanece
y siento renovado en su aforismo,
sin miedos, ni anatemas o remilgos
que agravien esperanzas que florecen.
 
Mi carta se enajena del quebranto
y aspira ser tu cómplice resuelta,
hermana siempre amiga, sin cadenas
cual libres mariposas de los campos.
 
Aquí beso el ingenio que travieso
se escurre entre los versos cual alianza
genuina, confidente y sin venganzas,
artífice preclara de tu anhelo.
 
Recibe amiga mía las albricias
que animen con donaire tus quimeras,
bendice tu añorada primavera
sin tedio, ni censuras o sofismas.
 
Te dejo el corazón que con su lira
las huellas del cariño cautivaron.
Te dejo en el rocío mis abrazos
que llenen con el alba tu sonrisa.
 
Azul llegue el espliego que discreto
bendice la amistad sin espejismos,
la noble lealtad sin atavismo
ni arcanos laberintos de silencio.
 
 
 

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