Cuando amanece


Rosáceo el mar con perlas de revuelo
bohemio a la deriva cual estrella.
Gozó el placer el fuego que destella
los rayos luminosos del anhelo.


Salitre fiel, sonrisa de consuelo
y enigma del ayer que no atropella,
en tanto la esperanza deja huella
que surte entre las olas su desvelo.


Deshoja la ilusión, sangra la herida
cincela en el azar la despedida
y el alba que despierta se estremece.


Azota repentina la promesa
y atisba entre la bruma que atraviesa
el Cénit del edén cuando amanece.




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