Huellas


Dejó el ayer sus huellas cual abismo,
dejó al partir sangrante filigrana,
dejó morir ansiosa la alborada
y el guiño del amor su desatino.
Dejó la noche anclada en el vacío
la angustia del pretérito en la nada,
dejó al volar sus alas despojadas
de un tiempo de rencores y espejismos.
 
Sintió el dolor perpetuo del castigo
que deja la mirada encarcelada
y el eco emprendedor de la esperanza
que anhela sentimientos peregrinos.
Sintió el placer del ínclito acertijo
que anida en la ternura y la nostalgia,
dejó nacer del alma la plegaria
de eterna comunión sin laberintos.
 
 
 
 
 

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