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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Vuela el alma con la lira

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Vuelan hoy las golondrinas, trinan las almas cantoras, vuela un verso entre las sombras  suspirando en la neblina.  Adivina la ventisca el sortilegio en la aurora, busca entre musas dadoras el acertijo en la lira, que abraza la melodía seductora y dadivosa. Prosa versada entre rimas desafiando el crudo invierno, no claudica en el misterio que concilia la armonía. Regocija en su porfía cada instante de arrebato, se contagia en el quebranto con la nostalgia viajera y es leal en las quimeras que revuelan sin contratos. Es el alma fiel vigía en su parnaso de letras y en su periplo discreta renueva sus fantasías. Mensajera en las primicias de esperanzados anhelos, es surtidora de sueños que globalizan la vida, con el amor que predica horizontes de respeto.

Adiós 2013

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Detenernos en los instantes precisos, saborear la ambrosía de un detalle, descubrir que en todo lo que florece y en todo lo que se marchita, vive el milagro del amor. El ciclo misterioso de la vida que no minimiza el tiempo, ni lo cuestiona , solo es su compañera inseparable, que mitiga la soledad y pondera la belleza del alma, esa que en medio de la sencillez, es capaz de mirar más allá de un artilugio con pasión y entrega.  El tiempo nos atrapa con su brío certero en el dolor o en el silencio, conoce del azar y su misterio en tanto nos invita al desafío. El tiempo retador hace caminos, espera del amor tierna conquista, se goza misionero, optimista y etéreo entre horizontes peregrinos. El tiempo no se agota en lo vivido, es sabio talismán que no claudica y en medio del vacío fortifica si esplende en el renuevo florecido. El tiempo no enajena la sonrisa y abraza con denuedo en el hastío. Renace acrisolado en el estío y el trino perpetuado de la brisa.  

Mientras lloran las quimeras

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Blanco horizonte se abraza con la niebla mañanera, trina la brisa viajera cuando el invierno atenaza. El rocío se entrelaza con el adagio que inspira, mientras la nieve transpira entre suspiros discretos, copo a copo los secretos del temporal que delira.   Entre las ramas desnudas va escribiendo el universo, el testimonio diverso en filigranas tozudas. Obstinadas, testarudas las memorias se congregan, entre anhelos que despliegan desveladas primaveras, mientras lloran las quimeras sus remembranzas más crudas.        

Entre versos

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  Siento un palpitar intenso en la niebla que suspira y en el rocío se inspira el aroma del incienso. El Espíritu en suspenso eclosiona en ambrosía, ofreciendo la armonía que consuela en el desvelo, si en el Cenit del anhelo retumba su melodía.   Si la ventisca atrevida ensordece en la nostalgia, siento en mi lira la magia del ángel que no me olvida. Sana en el verso la herida que ha sangrado su inocencia, cicatriza con sapiencia en la humildad sin rencores, acrisolando primores con la luz de la prudencia.   Va la apariencia perversa engañosa y altanera, seduce en la primavera  con la insidia que malversa. Si en la falacia dispersa la agonía sorprendida, busco el bálsamo de vida en mi tinta soñadora, pues el azar de la aurora sana entre versos mi herida.        

El eco del Amor

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  Arcángeles de paz con regocijo acuden a la cita vespertina, cobijan la posada diamantina y acogen la Verdad sin acertijo.   Misterio de la Luz hace el camino y esplende en la zozobra repentina, la noche se somete peregrina y el eco del Amor fluye divino.   Un trono de humildad es fiel promesa del Padre celestial en santa alianza, ungido con el óleo de nobleza.   Bendice lo sagrado en la bonanza que acepta espiritual la fortaleza y el Cénit de la Fe con Esperanza.                

Huellas

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Dejó el ayer sus huellas cual abismo, dejó al partir sangrante filigrana, dejó morir ansiosa la alborada y el guiño del amor su desatino. Dejó la noche anclada en el vacío la angustia del pretérito en la nada, dejó al volar sus alas despojadas de un tiempo de rencores y espejismos.   Sintió el dolor perpetuo del castigo que deja la mirada encarcelada y el eco emprendedor de la esperanza que anhela sentimientos peregrinos. Sintió el placer del ínclito acertijo que anida en la ternura y la nostalgia, dejó nacer del alma la plegaria de eterna comunión sin laberintos.          

Espíritu divino

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Espíritu divino que esplende en las montañas en cumbres de agonías,llanuras y alboradas, cual soplo de esperanza que trina desde el alba las notas entre adagios que alivian las nostalgias.   Espíritu que alcanzas ocasos, primaveras, inviernos peregrinos, enigmas y promesas, ansiado regocijo cobija con su estrella e irrumpe en el silencio sagrado de la espera.   Espíritu del Padre bendices los confines, abrazas la añoranza del pobre y el humilde. Señor de la Palabra que sana cicatrices cual verbo humanizado, milagro en lo imposible.   Espíritu divino renaces en la Tierra, ponderas el pesebre dador de la grandeza, allanas las colinas y adornas las veredas renuevas los desiertos cual luz en las tinieblas.          

Romancero Navideño

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Romancero Navideño Querubines lisonjeros visten de gala al cortejo, de aguinaldos navideños cascabeles, margaritas, plegarias y campanitas cual primicias del proemio, que agasajan la esperanza en pesebre nazareno. Se acrisolan las promesas en el albor de los fresnos y la ventisca de invierno, presuntuosa en su armonía ensalza la fe divina, hacedora de quimeras en navideña alborada que bendice primaveras. Plagia el lucero una estrella que ilumina el universo, besa la Virgen el sueño cuando inspira en su vigilia, el rosicler que emancipa su contienda de nobleza, aliviando la añoranza y rompiendo las cadenas. Y es así como sorprenden en el vergel de la espera, las primicias sin fronteras cual novedad peregrina, de una verdad que genuina predica cuando amanece, el verbo que hace su alianza con la Palabra que esplende.        

En la noche nazarena

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  Esplendente está la noche  toda de blanco nos llega,  con la mirada serena  y el crepúsculo celeste. Tan radiante entre la nieve  se acrisola la esperanza,  con el verbo y la palabra  que hacen claras las mañanas,  sin rencores ni reproches bendiciendo amaneceres.    Brilla el cielo especialmente  cuando la luna se asoma,  toda cubierta de gloria  por el cendal de la estrella.  Resplandeciente y traviesa  peregrina y sibilina,  sabe de amor y vigilias  de la bondad desmedida, con el perdonar paciente  y la palabra certera.    La primicia verdadera  clama cual Sol de justicia,  a la sagrada noticia  que del pesebre nos llega.  Dilecta, diáfana y bella  entre arcángeles divinos, ungiendo al recién nacido  gozosa y con regocijo,  llega esplendente la estrella  en la noche nazarena.  

Albricias de esperanzas

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  Albricias de esperanzas escrutan los abismos cuando alcorza la estrella su eminencia divina, incólume del odio, ilesa y peregrina que emancipa la historia de arcaicos atavismos. Asceta es la alborada virtuosa de aforismos indemnes de egoísmos y ambiciosa doctrina, mientras brilla sapiente la estrella clandestina en humilde pesebre sin lujos ni espejismos. Es la paz armoniosa de atinados desvelos en los ojos sublimes de esplendentes luceros, que sonríen genuinos ante el sol de justicia. Navidad que sorprende con primicias y anhelos en la alianza suprema de amorosos senderos, que bendicen la tierra con la excelsa noticia.