Espinelas de Septiembre


Andaba YO escurridiza
en el azar caprichoso,
del rocío silencioso
que mi desvelo amortiza.
Se envanece y entroniza
el melodioso avispero
y en el versar lisonjero
del acorde que se inspira,
fluye la tinta que admira
la elocuencia en el sendero.

Es la nostalgia viajera
 caudal de melancolía,
con la triste melodía
de la pluma mensajera.
Sufre el llanto de la espera
que plañidera reclama,
el respeto de quien ama
la belleza del ocaso,
y el talento del parnaso
trascendiendo su anagrama.

Letras suspiran cascadas
de palabras y emociones,
surten francas ilusiones
fraternas  y acariciadas.
Como joyas apreciadas
se conservan con ternura,
en la sagrada aventura
de la vida y sus azares
entre sonrisas, pesares
del amor y su locura.

Entonces quedan rendidas
bajo el hechizo del verso,
que extrapola el universo
con las letras sorprendidas.
Son coquetas, divertidas
que enamoran y arrebatan
y hasta pasiones desatan
cuando besan con la lira,
el amor que nunca expira
entre guiños que delatan.





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