Testigo que amanece



Asomando el verde hechizo su ornamento
del sereno palmeral cuyas albricias,
se ha inspirado el alborozo en las primicias
y tremola la algazara al firmamento.

Ponderado el madrigal con su talento
en el aura  cenital de las caricias,
va el oasis tentador en las delicias
de azahares arrullados por el viento.

Y besada por el iris de la brisa
en el nimbo surtidor del horizonte,
seductora va la aurora inconfundible.

Es testigo junto al trino del sinsonte,
el florido rosicler en la pesquisa
que adoniza un paraíso ineludible.


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