La voz divina


Se oyó la voz  divina que suspira
surcando el corazón del firmamento.
Se siente melodiosa entre los cerros
que abrazan mariposas peregrinas.
 
Un ángel le acaricia la sonrisa
tan diáfana, sincera en su universo,
en tanto se estremece en el concierto
la ilusa golondrina en su partida.
 
Se adueña del silencio tu alegría,
florece una amapola en el desierto
e irrumpe el cenital deslumbramiento
que irisa la leyenda repentina.
 
No habrá más soledad en las colinas,
ni auroras de nostálgicos desvelos
y escribe un madrigal el sortilegio
cual orla de alamedas florecidas.
 
Se oyó la voz  divina que suspira
tan diáfana, sincera en su universo
e irrumpe el cenital deslumbramiento
cual orla de alamedas florecidas.
 
 
 
 
 
¡Eternamente Diva! 

Comentarios

  1. ¡Precioso poema,Aimee!.Me suena a elegía y espero y deseo que no lo sea y, si lo es,debía ser alguien muy especial como para inspirar estas letras.
    Un cariñoso saludo.

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