Retorna exhausta


 Retorna exhausta beldad fingida
tan consumida de agotamiento,
que al fiero viento piedad suspira.

Y en el ocaso llega rendida
casi suicida su amor flagela,
si se revela cuando agoniza.

Azota el tiempo su despedida
tan compungida que se consterna,
en la caverna de su apatía.

Sus alas tristes caen rendidas
tan confundidas en la congoja,
si se deshoja la infiel sonrisa.

En su derrota conspira herida,
sola y tullida sin más quimeras
ni primaveras que la bendigan.

Retorna exhausta tan conmovida
sin atrevida razón traviesa,
mientras confiesa cual paradigma:
el falso enigma de la belleza.
 

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