En la noche traviesa



 
 


Es díscola la noche traviesa entre deseos,
indómito el aroma del numen que delira
y en medio del silencio las dudas se disipan
vagando la añoranza pletórica de anhelos.


Rebelde se acicala la dama peregrina
y alcorza en su diamante la luna que acrisola,
en tanto la mirada cetrina y tentadora
delata la romanza sublime que musita.


Fugaces las estrellas dibujan filigranas
de epígonos romances exentos de egoísmos
y brillan como hogueras luceros de optimismo,
traviesos cual candiles en noche de almenaras.


La danza de las ramas desnudas con la brisa
regalan la armoniosa vigilia ineludible,
y hespérides del cielo se acoplan apacibles
cual pléyades virtuosas de acrisoladas ninfas.


 Y el álamo discreto sacude sus nostalgias
mientras caen las gotas indemnes del estío.
Y el ingenio impetuoso, del gélido atrevido
acompaña la noche que asperge en su fragancia.


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