Un quizás de tus labios

 
 
 


Un quizás de tus labios pudo alejar las dudas,
en tanto era yo dueña del beso que acrisolas.
La pregunta suprema con lágrimas tozudas,
encontró en mi sonrisa remanso de amapolas.


Y el piélago del alma suspira con la espiga
del clavel sostenido de ardiente sutileza.
Un quizás de tus labios discrepa con la intriga,
que absurda y venenosa profana la nobleza.


Ah, desdén que sucumbes en derrotado exilio,
que postrado rumora su astucia timadora
mientras tanto tu aplomo se tienta del idilio,
fundiendo la confianza que fluye con la aurora.


En la armonía ilusa que infunde la conquista
del quizás que en mis labios dibujó la ternura,
se tallaba el augurio frugal del alquimista
con tus ojos de estrellas y aciertos en mi albura.


Si encontré en tus razones la calma que se anida
en viajera esperanza sin dudas traicioneras,
conmovido horizonte cual alba florecida:
bendecirá el instante preclaro de quimeras.
 

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