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Mostrando entradas de octubre, 2012

Melodía de otoño cuando llueve el amor

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Melodía de otoño que acaricia nostalgias, despedidas brumosas en el ocre dolor y confiscan adagios con la lira del alma, en las noches que agravian cuando llueve el amor. Cuando llueve el amor cual sentencia que atrapa la verdad evidente de un azar tentador, eminente y asceta se enajenan las ansias si el requiebro inefable se hace grata adicción. Se hace grata adicción la divina añoranza que en las notas virtuosas del ocaso precoz, liberó en la quimera obcecadas distancias en la tregua que el alba con su luz temperó. Con su luz temperó la aflicción visionaria sosegando la furia que atribula el rencor, en la brizna discreta, quejumbrosa y callada o en las bóreas inquietas de la endrina obsesión. En la endrina obsesión la insumisa esperanza, insurrecta se empeña cual bohemia ilusión, de exiliar las ventiscas lastimeras e ingratas y nostalgias de otoño cuando llueve el amor.  

Luna azul en la noche de brujas

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Luna azul en la noche de brujas se disfraza de henchida ilusión y sonrisas de niños matizan la inocente guirnalda de amor. Ya la ronda vislumbra traviesa el desvelo de un duende fisgón y de verde con capa de estrellas se enternece el intruso mirón. Calabazas y hojaldres de almendras con manzanas, canela y limón, en la alfombra de hojas ilesas centellean de ufano esplendor. Mientras tanto la luna confesa acrisola en el iris fulgor y atinada el conjuro profesa en la noche de hechizo y rubor. Sortilegio de ingenuas quimeras presagiando su estigma el albor, que en la ronda de ilusas promesas nigromante princesa embrujó. Luna azul en vigilia perpleja centinela del duende burlón, en la rueda de sueños troquela filigrana de etéreo primor.    

Romance del peregrino

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     En el remanso apacible del silencio consternado, vuela el hálito que agrieta los infaustos desenfados, cuando injurian las quimeras cual pletórico quebranto, el torrente que se aliena en nostálgicos aciagos. Dicen que el sueño anidaba sus promesas intangibles, de esperanzas que traviesas desechaban lo imposible, mientras cautivas tristezas otoñales cual declive, vituperan la inocencia agraviando sus confines. Y el silencio sigue intacto enmudece sus caprichos, calla el aura su romanza cuando el céfiro hialino, va plagiando de añoranzas tapices en los caminos, en el azarbe del alma del bohemio peregrino. Cuentan que frágil corsario alquimista y delicado, efímero en su periplo, melancólico y preclaro cubre huellas del olvido del pretérito fracaso, conspirando clandestino con el tedio del ocaso.  

Gime el romance su adagio

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  Gime el romance su adagio entre páramos desiertos, unge discreto sus notas cual pentagrama del tiempo, que trasciende las quimeras entre avatares bohemios. Dice el romance letrado que el olvido no es su dueño, que en el sendero trillado las huellas de su talento, revelan la melodía en arúspice proemio.     Y aturdido en la aventura de cenital sortilegio, gime abyecta la anarquía en confuso desconcierto, cual arrabal atrevido en su fárrago apogeo. Notas osadas irisan el espíritu indiscreto, del capricho que castiga al pretérito silencio, en la frugal despedida cautelosa en su desvelo. Tornasola ineludible al romance sus requiebros, lisonjean su armonía el rocío del arpegio, que fluye libre de penas tan hialino entre los fresnos, cual céfiro que enamora el aura del sentimiento. ¡Gime el romance su adagio y el olvido no es su dueño!  

Odas trenzando romances

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  Odas trenzando romances clandestinos y alquimistas, preludiando en sus azares la conquista que armoniza, cuando trinan los zorzales y el ruiseñor concertista. Pinta el otoño sargales en el ocre de los campos, lucen vistosos sarapes los arbustos tapizados, bendecidos de alabares por el pincel arrullado. Odas de auroras cantoras en la brizna matutina, alba rosácea extrapola el romance de primicias, cuando en las bóreas retornan: golondrinas peregrinas. Monárquicas mariposas trenzan odas vespertinas, en las orlas de amapolas que despiden sus albricias, cuando ventiscas pregonan arpegios apologistas. Canta el madrigal de orquídeas sus trenzadas emociones y en las cascadas se irisan románticos los albores, del crepúsculo y la brisa en el clímax de pasiones.  

Siempre vuelan mis versos

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    Admiro en el umbral la lluvia que derrama los hilos del besar bajo la luz de otoño. Admiro en el boreal la aurora que se escapa y al místico zorzal trinando en su abandono. Alcorzan madrigales los fresnos en las sombras matizando alboradas brillantes los arcenes. Trascienden aventuras las ramas que tremolan e inspiran lisonjeando arúspices placeres. Siempre vuelan mis versos cuando la lluvia asperge, el céfiro capricho que liras dimensionan y el relente de musas que auguran sus vergeles susurran al oído azares cual aureolas. Preludia el horizonte la prosa que no muere cuando la lluvia aliena memorias y romanzas. Vuelan sueños que danzan heréticos, perennes, sus épicas hazañas de ardientes madrugadas. Siempre asciende algún verso cuando besa la lluvia el hálito sagrado del rosicler ocaso, tan sutiles, traviesos que atrevidos copulan, con el edén bohemio que versa en los aciagos.

Acaso en las primicias ...

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        Acaso en las primicias tu amor será bohemio y en el bregar errante la rosa se deshoja. Acaso en las albricias de augurios consistentes, tu amor será la clave que el verso dimensiona. Entonces mis apuntes hablaran del destino, de azares confundidos cual vuelos de gaviotas, si acaso el horizonte del cautivo proemio esplende en su almenara, la hoguera de su historia. Tan siquiera un instante bergante de caminos , de angustias lacerando crepúsculos y auroras, si acaso en la pendiente de aciagos trascendentes anáforas rubrican inquietas sus memorias. Y arrullarán mesuras del alba en sus quimeras, si acaso en el preludio se acrisolan las rosas. En tanto el sentimiento se arropa en el idilio y el verso emancipado se inspira con su gloria. Acaso en la armonía del verbo que se aliena llevando en su lirismo cual delfos que aprisiona, si el cántico se inquieta de ascetas misticismos y el sueño conspirado libera sus lisonjas. Y el edén; y las rosas;

Un quizás de tus labios

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      Un quizás de tus labios pudo alejar las dudas, en tanto era yo dueña del beso que acrisolas. La pregunta suprema con lágrimas tozudas, encontró en mi sonrisa remanso de amapolas. Y el piélago del alma suspira con la espiga del clavel sostenido de ardiente sutileza. Un quizás de tus labios discrepa con la intriga, que absurda y venenosa profana la nobleza. Ah, desdén que sucumbes en derrotado exilio, que postrado rumora su astucia timadora mientras tanto tu aplomo se tienta del idilio, fundiendo la confianza que fluye con la aurora. En la armonía ilusa que infunde la conquista del quizás que en mis labios dibujó la ternura, se tallaba el augurio frugal del alquimista con tus ojos de estrellas y aciertos en mi albura. Si encontré en tus razones la calma que se anida en viajera esperanza sin dudas traicioneras, conmovido horizonte cual alba florecida: bendecirá el instante preclaro de quimeras.  

Tardías

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Tardías ... Tardías las nostalgias que complejas destierran la esperanza ante tus ojos, ya todo se afianzó, no hay más enojos que puedan quebrantarme si te alejas. Tardías añoranzas que perplejas conspiran las espinas entre abrojos, de ortigas y de zarzas que en despojos anulan las fronteras entre rejas. En tanto me idolatras cuando adoro el libre florilegio del tesoro, que acerca el horizonte en la quimera. Y mientras el compendio de los versos sublimes de confesos universos: confinan la distancia traicionera.  

Osada en noche de estrellas

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    En el silencio que arcano regala noches de estrellas y en el endrino infinito de las límbicas doncellas, el céfiro que murmulla sus delicias cual nirvana: arrullando va en primicia una romanza temprana. Ponderando va el amor que entre sombras no claudica, cuando las dudas trascienden el límite que rubrica memoria del pergamino que guarda en noche de enigma, sentencia de aquel capricho que en ascuas tatuó su estigma. Estigma de una mirada que rijosa me cautiva siempre sedienta extrapola los guiños de una misiva, cuando plagia en mi horizonte tembloroso en la velada una caricia lasciva cuando me entrego tentada. Tentada en libre albedrío y osada en noche de estrellas comparto el deseo mío presagiando las centellas, si el cenital apogeo que en el gozo me succiona: se desborda en la cascada si tu romanza eclosiona.  

Si te marchas

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Apenas llega el tiempo de intuir que te marchas, ha sido largo el tedio, tu amor me ha confundido. Errantes son las huellas de atardeceres fríos, en tanto llega el tiempo de vivir la nostalgia. Gaviota flagelada despide en su escapada, el eco del graznido que anuncia tu periplo de insanas contingencias y azares sin destino, así como tu tiempo se esfuma si te marchas. Quizás algún bohemio comparta mi plegaria caminando a mi lado cual sueño peregrino, tan solos entre sombras del breve desafío y efímero pasaje de un tiempo que se acaba. Apenas el otoño me llega y me arrebata espliegos y quimeras del ínclito delirio, ha sido tu anarquía de bárbaro egoísmo: quien niega la ambrosía del beso en la alborada.

Lo que el dolor musita

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Nuevamente Nuevamente en mis sueños vi la rosa marchita, su fragancia lanzó remembranzas al aire, despojó al corazón del divino donaire presagiando el dolor que atolondra y crepita. Reveló su intención la mirada infinita, negoció la añoranza con sabor a quimera se perdió entre las sombras el dolor por la espera mientras tanto la flor sus recuerdos musita. Nuevamente la rosa fue el flagelo bohemio del errante corsario traicionando en su fuga, el  frescor del remanso mientras tanto subyuga lo que quiere expresarse en el libre proemio. Entre tanto el recuerdo se alejó vehemente  y así pudo intentar desafíos que inspiran.   Entre notas libertas mil nostalgias suspiran sublimando al amor en su andar inminente.

Continuarán siendo Mitos

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      PARA RETO DE PANEM CIRCENSES ‘’EL HOMBRE Y LA MITOLOGIA’’ Continuarán siendo Mitos   Augurios de mala suerte para Acrisio, rey de Argos llevan mensajes amargos del Oráculo que advierte, revelaciones de muerte si la princesa y doncella a su marido se entrega y el milagro se decrete. Es preciso que la encierre entre paredes de bronce, no habrán donceles varones que a la princesa cortejen. Sufre la joven silente en su holocausto sin hombre, despojada de pasiones por su padre persistente. La belleza deslumbrante de la joven casadera, cual radiante tempestiva filigranas centellea. Zeus su prenda desea y en fina lluvia dorada, penetrando la ventana cual rayo de Sol fecunda, a la diadema confusa de la princesa cautiva. El estupor y el enojo a su padre cercenaron, Acrisio sintió el espanto de la délfica noticia. Cuando Perseo nacía entre augurios de quebrantos, al mar fueron condenados sin piedad ante el pecado. La omnipotente presen

Yo repudio...

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Yo repudio el proceder de la arrogancia la indolencia prepotente que confina, la mentira que se arropa de inocencia y la falsa rebelión que la encadena. Yo repudio la doctrina aventurera que aprovecha la ignorancia repetida, las consignas disfrazadas de promesas y la falsa democracia que la hostiga.  Yo repudio las falacias encubiertas en la doble falsedad de la censura, de anatemas traicioneros que entre rejas sacrifican esperanzas entre brumas.   El desdoble de Satán o Maquiavelo que confunde y enajena voluntades, va quebrando en el espíritu del pueblo la genuina decisión de gobernarse. Yo repudio a quien proclama y no respeta el derecho de expresar lo que se siente, socavando lo más hondo de la esencia y al auténtico clamor que no conviene. Y si acaso en el repudio la apatía del dolor va consumiendo la quimera, me destierro sin rencor de la agonía y reclamo libertad desde mi ausencia.

Entre versales y empeños

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Escribir nos conmociona nos alegra y nos convierte, entre el verso que divierte y la lira que emociona, a tentar letras que fluyen romanzas maravillosas, odas y endechas virtuosas, cual arrullos que construyen un sortilegio de sueños entre versales y empeños. Entre versales y empeños surcan al cielo versares, horizontes de palmares y el laberinto de ensueños. Vierte el ágora serena en la pluma soñadora, la armonía silbadora del concierto que enajena, la lira que inspira ilesa cuando la musa regresa. Cuando la musa regresa entre letras que arrebolan, sus enigmas enarbolan cual augurio de promesa. Con el sabor de aventuras sueñan épicas conquistas, de atrevidos alquimistas que presagian las alburas, como deidades que ufanas esplenden cual filigranas.  

Fue todo un enigma

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        Fue todo un enigma tu encuentro en la noche, endrino destino de azar cual derroche.   Estigmas marcaron axiomas discretos. Fue todo un enigma de ascéticos retos. En la noche aquella del candil que inspira, los besos ajenos colmaron la lira. Fue más que un enigma, galante locura, en el laberinto de la desmesura. Hubo profecías en versos arcanos, en la gran sorpresa de un amor ufano y ansiados dilemas de sueños fugados: cual bóreas de anhelos besaron pecados.  

Regresan

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  Regresan solitarias las noches de tristezas, con brizna de recuerdos tentando en mi ventana, es como si la luna que oculta sutilezas dejase en su capricho la excelsa filigrana. Regresan los anhelos cual noches de conquistas de hechizos embrujando la sórdida rudeza y como si el adagio de osados alquimistas: el numen compartiera besando su grandeza. Regresan los acordes de esquiva melodía, cual eco que cautiva la noche que presagia y es como si el otoño blandiese en su armonía: el ocre del encanto dorado que contagia. Regresan impolutos anhelos que conmueven, de ansiosos devaneos en lenguaje lascivo y es como si en las noches los sueños que se atreven, danzaran la plegaria del verso fugitivo. Regresan solitarias las noches de tristezas y yo estaré en vigilia con la obcecada musa, es como si en las dudas de ufanas fortalezas: agrande su horizonte mi peregrina ilusa.  

Madrigal de añoranza

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Madrigal de añoranza, hacedor plañidero que implora en semblanza que llora, cuando en tientas el tedio le alcanza. Despedida apacible, intocable el ocaso deshecho en el tiempo maltrecho, que abandona su alianza irascible. El brisote se queja, cual endrino visor de distancia en absurda arrogancia, que visible nostalgia le añeja. Madrigal que alucina, hacedor atrevido y virtuoso en sopor silencioso, que el arcano requiebro domina.

Llena mi espera

      Tu verso inquieto llena mi espera y entre razones, sutil promesa, vaga diezmando trivial frontera entre la sombra que prisionera: del cautiverio su luz regresa. Tu verso agravia la hipocresía y entre censuras tu voz sanciona, al verbo insano que esgrimiría entre sofismas de alevosía, cuando el sarcasmo pueril se entona. Tu pluma besa la rima ilesa que en su romance deja el sendero, del nigromante verso que apresa y en el lirismo que le profesa, trina el arrullo de aquel jilguero. Tu prosa llora la incompetencia, no existe alquimia de primavera, cuando el bergante de la indolencia burla ignorante, frugal sapiencia y el verso indócil llena mi espera.  

Me atrevo como soy

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    Me atrevo como soy, lira y relente y a veces entre lágrimas me inspiro, como cuando la tarde me arrebata el edén del crepúsculo perdido, cuando el cielo de otoño se quebranta en el gris universo del hastío.  Me atrevo como soy, lira y relente y a veces entre sombras me consuelo, como cuando el suspiro se fusiona con el alba rosácea del renuevo y despide al lucero que reposa en la fresca ventisca su desvelo.  Si me atrevo al azar es porque creo en la fuerza divina que enamora, como cuando en susurro el florilegio de las musas traviesas eclosiona, arrullando la lira con los versos: que me atrevo a rimar si el alma llora.  

Mi pluma herida

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    Mi pluma herida por lo inasible del verso amargo que estigmas deja, llora el aciago de lo intangible... y en la nostalgia que impía aqueja, danza el adagio de lo increíble sabio y preclaro, cual moraleja. Mi pluma herida por tu arrogancia en el silencio de tu despecho, llora el cansancio de la distancia y en el visible rencor maltrecho, sangra el rocío de tu inconstancia cuando el hastío versa deshecho. Y en el conjuro mi pluma es dueña de la esperanza candil de ensueños, versa el augurio que azar diseña si en la plegaria de iluso empeño, fluye la brisa que no desdeña en sus quimeras etéreos sueños.

En tus brazos, mi dueño me enajeno

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  Besaría las huellas de tu aliento, confusión que arrebata mi añoranza, laberinto discreto de esperanza levantisco rebelde en los intentos. Acaricia el umbral de mis tormentos la plegaria frugal de mi alabanza, cuando siento el temor, la desconfianza que acongoja el requiebro de lamentos. Turbulento seduce mi frontera el néctar del indócil desenfreno, penetrando el primor de mi pradera.   Indómito el placer de tu veneno si siento humedecer en mi rivera: que en tus brazos, mi dueño me enajeno.  

Bajo la luna llena

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    Aquí te espero hoy bajo la luna llena, en el azul umbral crepuscular de octubre. Presiento tu pasión entre la sombra oculta, bajo la luna llena cuando el silencio arrulle. Evoco el suspirar de tu viril apego bajo el candil de luz que en el anhelo fluye. Presiento la virtud eólica del beso, que el alma disfrutó con el placer que esculpe. Preámbulo de edén revive en la memoria bajo la luna llena cuando la musa inspire, conmueve la ilusión que en el ocaso asombra, el célico trinar que gime en sus confines. Y el eco de tu andar retumba en mi añoranza, te siento en la oquedad de mi versar confeso. Aquí te siento hoy bajo la luna llena: en el azul umbral que besa mi recuerdo.  

Apenas un recuerdo

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        Apenas un recuerdo que me acerca a tus versos y el tiempo ha sido largo entre azar y capricho, gaviota peregrina en las playas de antaño y el eco del poema que acarició el camino. Apenas un instante en el silencio etéreo y el tiempo fue testigo del cenital olvido que buscando la luz en el misterio arcano, confundió su bregar y fecundó el exilio. Anarquía de amor en el sutil compendio y apenas tu mirar en el osado idilio desató la pasión cuando los dos tatuamos, el romance frugal que al cielo prometimos. Y se rompió el encanto, desvaneció el hechizo, apenas soy la sombra en el averno impío y atada a la nostalgia de tu versar y el mío: el tiempo ha sido amargo, nos separó el exilio.  

Flores de Otoño

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      Dominan amarillas florecitas brillando y floreciendo con premura, herbáceas del Otoño que benditas adornan el ocaso en la espesura. Conspiran con las musas andarinas el áster como estrellas que esplendentes, seducen mariposas como elfinas y exhiben sus espigas refulgentes. Versátil la belleza que cautiva en el azul, morado, blanco y rosa, la dalia como novia fugitiva deslumbra en el crepúsculo cual diosa.  Y excelsos crisantemos de colores preservan sus pompones consentidos, en tanto la nostalgia entre primores: aflora sus monarcas presumidos. Cual clámide la alfombra se corona de azares otoñales que deliran y el manto alabastrino se emociona, con tiernos girasoles que suspiran.

Trópico y mar

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    Trópico y mar: mi corazón evoca y allí en la inmensidad de la quimera, siento escapar mi verso entre la espera con alas del gorrión que me convoca. Vuelo fugaz que añora entre las rocas romper la soledad sin primavera. Trópico y mar que en besos convirtiera, la cenital caricia de tu boca. Fragancia del salitre en la ribera y aroma de jazmín en el camino, matizan la fragancia lisonjera. Retumba en la campiña la añoranza cual eco del Caribe en mi destino y el verde del laurel en la esperanza.

Y sentencia mi verbo

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Tu indolencia quebranta la ilusión de este día, la pereza al mirar me hace gélido el sueño, si es placer humillar con desdén y porfía no acaricies mi alma: peregrino de ensueño. Alcanzaste mi umbral cuando el sol despedía en la tarde el azar clandestino y risueño, esplendente y vital , no pensé que mentía quien tallara el primor con pletórico empeño. Y recuerdo el azul del crepúsculo intenso, cuando escucho el versar de tu arrullo y te pienso: tan bohemio en mis ojos suspirando sin prisa. Es aciago el instante que distancia tu aroma sentenciando mi verbo el adagio que asoma, si flagelas la endecha de la utópica brisa.  

Conmueve el corazón

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  Conmueve el corazón que se ha tentado de esquiva seducción que lo provoca y acequias del romance idolatrado. En tanto de suspiros se sofoca ansiando enamorar la desventura, plagiando la razón que lo convoca.  Presagia en el dolor la desmesura y escruta en el azar de la impotencia, la abyecta mezquindad de la locura. Absurda lobreguez que se ha trillado de ingrato despertar de la tristeza, que asfixia el corazón desconcertado. Genuino surtidor de fortaleza que sufre del dolor de la desidia y el díscolo rencor de la vileza. Derrota al pesimismo y la pereza, al odio turbulento y levantisco: que arruina entre sofismas la pureza.   Y azarbes del romance idealizado de anhelos reticentes que dominan, conmueven al iluso que tentado augura las quimeras que alucinan.