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Mostrando entradas de julio, 2012

Poesía eres tu

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Poesía eres tú, la emoción que me anima, la fecunda pasión de las noches sombrías. Poesía eres tú,  tan sutil peregrina, que enamoras las musas con arpegios de vida. Eres tú en el albor la mirada que inspira, que obstinada se aferra al frescor de la lira, intimista y porfiada,  entre prosas y rimas, consolando nostalgias, mitigando desdichas. Poesía eres tú,  la traviesa divina, la deidad del poder  que con versos fascina, eres vasto placer, eres numen y alquimia, panacea de amor y exquisita ambrosía. Poesía eres tú quien atrapas mi vida, me sometes al ego de tus huellas perdidas y suspiras, me arrullas, me cautivas con tinta, cuando fluyes de azares, mi apacible utopía.

Poeta del camino.

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  En el azar de la eclosión perfecta del súbito silencio del lirismo, extraña lobreguez del egoísmo desvaneció la tinta del poeta. Depuraron las dudas entre letras, al revelar furtivo simbolismo y la emoción del regio desafío, armonizó dilecta la elocuencia. En el versar amorfo del destino, umbrosa se perfila la indulgencia: cansada de alborozos peregrinos. Albricias del efímero delirio que busca en la preclara  contingencia, el  ínclito poder de su lirismo.   II El ínclito poder de su delirio  en la misión de perpetuar las letras, con la verdad sin trampas ni promesas que asfixien lo supremo del lirismo. Sensibles aflicciones y quimeras, prosaicas sensaciones del olvido, enigmas de ideales confundidos, que egregios se compendian en poemas. Utópicos ensueños y espejismos besados por las rimas del poeta, que cantan al ascético destino.   Y el súbito silencio peregrino, se confinó en la mirada excelsa del  mís

Somos tú y yo.

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Somos tú y yo mi realidad  y mi nostalgia. Somos tú y yo bruma y dolor, niebla y escarcha. Somos pasión  solos los dos en la algazara y en el edén somos placer, fuego y alianza.  Canicular ritmo de amor que nos abrasa, en el ardor de copular locos las ansias. Numen del ser, néctar de amar que nos abraza al suspirar en el vergel tierno del alma.  En la sensual cumbre de amor tú me seduces con esa voz tierna y viril que me estremece. Siento el supremo clímax voraz que nos conmueve, en el acople tierno y frugal de nuestros seres. Somos tú y yo pura eclosión de las miradas. Somos así, locos de azares en alboradas. Somos placer solos los dos en las quebradas  y en el amor: el frenesí de nuestras almas.

Triste historia...

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Triste historia de mentiras conspiradas  quebrantando voluntades con dobleces, en senderos de falacias que se pierden, entre oscuras intenciones solapadas. No hay salida en el desierto de esperanzas, todo es falso, vibra el miedo en la clausura  y el mutismo que silencia las penumbras, no consuela la miseria de las almas. Triste historia de un umbroso desamparo, de arrogancias que esclavizan y corrompen. ¿Dónde está la libertad, dónde se esconde, entre rejas del absurdo desencanto ? No hay garrotes que socaven tantos sueños, pasan años, y la vida nos confina entre tristes despedidas y lamentos, de nostalgias que sacuden agonías. Hoy me inspira la añoranza y la tristeza, de saberme tan lejana de mi historia, hoy me turban tantas lágrimas de ausencias y el quebranto del rencor que no perdona.

Romance del mar.

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     El mar  le acariciaba en su romance la tibia  palidez de la inocencia, cual hálito sereno que profesa, el púdico frescor de su donaire.     Murmullos de las olas intrigantes que dejan las camelias de la espuma, lisonjas luminosas como musas pueriles, inocentes, susurrantes.     Es piélago de hechizos y bondades el mar de caracolas y deidades y aroma del salitre que enamora.     Arúspice el halago y la armonía  de estrellas marineras en la orilla cual perlas de la aurora que apasiona.                    

Encuentro...

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El celeste tornasol del horizonte, va al encuentro del crepúsculo dormido y enternece el oropel de los suspiros, cual plegaria luminosa de los montes. El néctar inocente que no esconde el arcano tornasol del acertijo, sigiloso en el encuentro clandestino, deja arpegios en el aura de los bosques. Es ventisca placentera y reservada la celeste comunión tan esperada, que matiza el abalorio de pasiones. Y la Luna que emociona sus instintos en el diáfano crepúsculo divino, sigue regia como cómplice de amores.  

Nunca más...

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Nunca más: La brisa del ayer será silencio, ni el aura de su hechizo mi clausura, ni el vástago vacío de otros tiempos, refugio reticente de mis dudas. Nunca más: Se aferra el corazón al imposible, que excusa en la disculpa su derrota, ni al pretexto desafiante e inasible, que reserva su visión entre las sombras. Nunca más: La endecha del dolor será la ruta, que aguarde la nostalgia de lamentos, ni el hielo del recuerdo que se esfuma, el perpetuo glaciar de mis empeños. Nunca más : El ímpetu será efímero en mis días, escapando en el instante de un desvelo. Será el reto que amanezca cual sonrisa, en el céfiro poniente del deseo. Nunca más: El fracaso de agonía que doblega, será el rumbo que claudique en el desierto, ni el exilio cual ventisca de tristezas,  el bárbaro dolor de mi silencio . Nunca más: El cálido terral será el secreto de cómplices desvelos del abismo, ni el frágil pragmatismo de tu ego, el hábil n

Espejo de ilusiones

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Quimérica verdad, preclaras dimensiones, albura del vergel y el gris de la mentira,  reflejan la visión de incrédulos sofismas,  arcanas realidades y espejo de ilusiones. El tórrido placer de musas indiscretas, incitan de emoción la magia de su delfos. Adonis del besar bohemios florilegios,  susurran al edén su ardiente contingencia. Sofoca el rosicler misterio de sus labios, la musa idealizada de azares y promesas, suspira realidad y añora rosaledas del vasto palmeral, oasis del remanso. Hay mito en el umbral de lirios y amapolas, la errante soledad clausura su nostalgia, muy quieta en la oquedad silente que se apaga y el místico vergel la atrapa entre las rosas. Se mira en la visión la musa confundida y el claro amanecer domina su  universo. Crisálidas de luces revelan el encuentro,  cual mito y realidad de ilusa que alucina. Un mundo de ilusión, arúspices anhelos vacíos de esplendor y musas inspiradas, dilecta dimensión, div

Te dejo en el silencio

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Espero en el silencio de un milagro la grata melodía que acaricia, el ángel seductor de nuestra brisa y el eco del amor en su remanso. Ofrezco los acordes de mi llanto y espero en el azul de tu partida, que el ángel milagroso no desista y alivie en el olvido mi fracaso. Te dejo en el rencor de los recuerdos, el rítmico dolor del desaliento y el eco del arrullo de un requiebro. Te dejo en el silencio del rechazo, el íntimo suspiro del adagio y azares reservados de mi tiempo.

Sensualidad poeta.

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S ensualidad que versa en poesía la ardiente pasión que se desboca, bebiendo el dulce néctar de la rosa que espera delicada su conquista. Delicias del contacto que provoca el éxtasis candil de la vigilia y el roce del placer que nos convoca, al místico silencio de caricias. El ímpetu arrebata y se sofoca intenso en su genuino compromiso, tatuando con su tinta nuestra historia de ardientes desenfrenos y suspiros. Sensuales tus palabras y lisonjas sutil galán, ardiente y peregrino, que libas con tus labios la corola ardiente de pasión y desatino. Me rindo ante las rimas atrevidas cual cómplice leal de tu agasajo, si encuentras vehemente la ambrosía en el sensual abismo del abrazo.    Sensualidad  poeta: tú provocas e incitas al cortejo de pasiones, romántica hechicera que alborota demente frenesí de los amores.

Soledad compañera

Soledad compañera, cruel desierto de penas, aferrada a un ocaso que al presente lacera, sin piedad cual venablo que verdades silencia, en el túrbido páramo de nostalgia y tristeza. Hay carencias de sueños, desamparos que quiebran, las caricias del alma en etéreas quimeras. Soledad consternada que corrompe y condena, el empíreo vergel en azares de penas. Hay destierros en sombras, solitarias tristezas, cual errante despecho que suspira la ausencia, del nocturno desvelo y el terral que se besa, con la brisa marina en la noche de estrellas. En pueril desarraigo de promesas intensas, es preclara la cumbre de emociones dilectas, que presagian las dudas, confesiones de penas en el yermo vacío, de un exilio que aterra. Soledad compañera de las sombras que pesan,  en el vil desconsuelo de agraciada quimera, apariencia mezquina que alucina tinieblas, en el túrbido abismo de mis penas bohemias.

Al compás de los requiebros.

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Yo te ofrezco el frenesí del más ardiente deseo, la pasión de seducir cual desatino coqueto, el néctar de tu sentir mi adorado caballero. Tú me ofreces el sabor  de tus labios  hechiceros y me susurra el primor de tus besos en mi cuello, en el lábil suspirar del néctar de mis anhelos. Yo te ofrezco delicada cobija para tu cuerpo, con sutileza en el alma y el candil de mi silencio, que te ansía en el remanso  penetrando mis anhelos. Tú me ofreces la verdad del viril acoplamiento, alucina mi visión en el vaivén de los cuerpos, cuando el eco del edén se enajena con tus besos. Yo te ofrezco la suprema caricia de mis lamentos, entre suspiro y gemido al compás de los requiebros, con el gozo bien prendado  al encanto de los cuerpos. Y en el elixir que fluye del ardor de los deseos, siento el clímax delicioso del amor y sus misterios, en esta complicidad de las almas y los cuerpos.  

En el oasis.

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En el oasis remanso del palmeral escondido, hay alborozo de almas algazara y regocijo. Gozo y cantares de coplas tregua de odios vencidos, en el oasis del prado hay albricias de suspiros. En el vergel florecido cual rosicler paraíso, viste la aurora el camino del arcano misticismo. Filigrana rosaleda en el oasis de trinos, hay descanso de las penas en el jardín florecido. En la umbría vespertina hay azules desatinos, llega la luna viajera con su velo peregrino. Siente el edén sofocante el albur de los idilios, de los ardientes amantes en el bosque clandestino. El crepúsculo de azar cual contingencia divina, siente el remanso de paz en la tregua  sibilina. En los azules empíreos del vaivén de los amantes, surcan ínclitos los prados y  alucinan los instantes, de placeres y remansos que se entregan sin recato en la algazara bohemia del oasis confinado.

Seguiré la ruta...

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Seguiré  la ruta de mis sueños omitiendo el duelo irreversible, liberando el alma con mis versos y atrapando espacios intangibles. Seguiré versando en mis quimeras, contemplando místicos molinos de ilusiones diáfanas y etéreas, quijotescas letras del camino. Seguirán las musas peregrinas hechiceras sabias de las letras, cautivando lunas sibilinas cual excelsa lira de poemas. Seguiré el sendero de promesas  que persigue ocasos y suspiros, esculpiendo amor de primaveras y eclosión sublime de lirismo. Y en la cumbre vaga del camino con la tinta eterna de  las letras, seguiré el augurio de algún trino cual azar preclaro de un poema.

No siempre el corazón...

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No siempre el corazón es quien nos habla, si el alma nos traiciona en su mirada, sacude los rencores sin palabras y anida en su cobija la esperanza. No siempre es el silencio quien abraza la triste lobreguez de la nostalgia, efímera y fugaz deja sus trazas  y encuentra solitaria su revancha. Atenta la mirada  sin palabras porfía en sus visibles añoranzas, sutiles, melancólicas alianzas en la reminiscencia de las almas. No siempre en el encanto de un suspiro, perdura el más sensible del hechizo, traslúcidos deseos confundidos y ensueños de quiméricos abismos. Si expira en la mirada conspirada el grávido estertor de las sonrisas, cual mística visión desesperada, aclama en su congoja las caricias. No siempre el corazón sueña despierto si entrega su utopía en cada anhelo, no siempre se alucina en el silencio, si el alma es quien se aferra al universo.

Aferrada al libro de recuerdos.

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Aferradas al libro de la vida mis páginas escritas del pasado, lejanas se remontan a la cima de antiguos contubernios reservados. Ayer que se confunde del presente ambiguo y solapado en un suspiro, cuartillas del azar que lo estremece y enigmas del diario compartido. Aferra el corazón en los pasajes y atrapan obstinados las prisiones de absurdos embusteros y cobardes, que embrollan insidiosos las traiciones. Pretérito remoto de un silencio que atrapa los capítulos en prosa, de instantes que sonrojan los deseos y afianzan el poder de las memorias. Recuerdos que atenazan inasibles la cándida emoción que los evoca, se aferran inocentes al misterio del libro que atesora cada historia. Se aferran episodios que atesoran pueriles desenfados y requiebros, cual libro perpetuando las memorias de lágrimas bohemias del destierro. Aferrada al silencio de este libro que comparte los secretos  del desvelo, yo descubro los rencores e

Y así la vida.

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Danzó la pluma al toque del susurro cual musa enamorada y solitaria, danzó la lira el verso del arrullo su triste soledad en la distancia. Así la vida conformó su endecha bohemia y peregrina cual gaviota, con sombras de censuras y anatemas y grises laberintos en su historia. Danzó sublime el valle de las  letras la intensa melodía de memorias, danzó la pluma el baile de la espera, ungiendo el rosicler junto a la aurora. Danzó silente insomne rebeldía del piélago desierto de proyectos, danzó el mentor mayor de la utopía al ritmo alucinante de los versos. Así la vida, ilusa primavera con letras del ocaso en despedida, lanzó la luz radiante de la estrella al alma del amor que le acaricia. Más allá de sus versos las quimeras danzando con la tinta de la vida, ponderó la elocuencia de las letras, en la égloga dilecta que le inspira.