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Mostrando entradas de mayo, 2012

Cuentan que el bosque lloraba.

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Cuentan que el bosque lloraba  si la veía partir, en solitaria llamada en cada luna de abril.  Cuentan que el llanto dejaba huellas de extraño primor, cuando la noche apagaba en el lucero su voz. Cuentan que el velo dejaba en cada paso una flor y el nenúfar se cerraba con su lamento de amor. Siente la noche el vacío en su silencio fatal, cuando el fugaz desatino va sentenciando el final. Cuentan que el canto del hada en su periplo de azar,  era plegaria y romanza de solitaria deidad. Cuentan que el bosque lloraba en su desvelo silente, sobre el sendero de rosas aquella noche celeste.   Y el alquimista  que cuenta de la ilusa despedida, entre las sombras discretas de la luna  y de su enigma,  sabe del canto del bosque y del amor que le inspira, cuando el llanto de sus ramas: dejan sus huellas divinas.

Silvestres los azares

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Frescor y amanecer, aromas  y detalles, silvestres los  azares matizan  su hermosura y tibias arboledas enredan con donaire murmullo de la brisa que azota su espesura. Es magia de paisaje que adula y se enamora, del trino de las aves y el canto de la luna. Es tierna la algazara de setas y amapolas y arpegios de cascadas despiertan su dulzura. Ternura ponderando el nimbo que amanece, cenefas del camino sus huellas van dejando, ungiendo entre la hierba el verde que estremece traviesas esperanzas y atávicos legados.    Frescor de la mirada tan suave que seduce la fuerza que conspira divino compromiso, consagra en su deleite visiones que presumen de efímeras nostalgias y auroras de suspiros. Se aflige la alborada si el tiempo se ha perdido, se aferra a la esperanza del blanco que se esfuma. Silvestre en sus azares sujeta su destino, errática y bohemia, loable en su hermosura.

El silencio nos habla.

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Oquedad del silencio que supera las dudas, en el vacuo vacío del trivial desengaño. Nimiedad del cariño compartido en penumbras y el desierto secreto que reserva callado. Omisión que enmudece el sentido divino, cual prudencia que acalla las palabras del alma. Desafío silente del azar y el destino cual afasia discreta del reposo y la calma. El sosiego del verbo que me habla en tus ojos necesita el abrazo del silente deseo. Las palabras se pierden en el nimbo de antojos, si al mirar tus anhelos resplandecen mis sueños. Es loable la entrega cuando besas mi aliento en la intensa mirada que contemplan las almas. Es ardiente el instante de palabras al viento, si el silencio nos habla consagrando su alianza.

Descubro mi universo en un poema.

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Descubro entre mis versos el refugio que anida en sus espacios la mirada, el sorbo del aliento taciturno y el casto despertar de su palabra. Escucho el corazón entre las letras y el silfo poderoso de su magia, descubre el alma limpia de tristeza que escribe su primor cada mañana. Endecha del camino en el silencio, atávico sendero de mi alma que escucha en el refugio de los versos la  saga poderosa de palabras. Hazañas perpetuadas en las letras cobijan las leyendas conspiradas, de errantes peregrinos y profetas : bohemios soñadores de esperanzas. La interna soledad que va marchita de lóbregos recuerdos del ocaso, libera su agonía en poesía, destierra el yermo absurdo del fracaso. Descubro el universo en mi poema que busca el romancero de los sueños y en el compendio amado de mis letras, reserva el florilegio de los versos, el cálido refugio  que alimenta: el numen del azar y sus misterios.

Allá en la lejanía.

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  Allá en la lejanía las luces son plegarias, que rompen con las olas espumas de añoranzas. Se pierden entre nubes cual rayos de nostalgias y elevan los instantes retados de esperanzas. Azul el horizonte perdido en la distancia, admiro en lo lejano la mágica algazara de espumas que en las olas, revelan sus cascadas de blancas ilusiones y verdes esperanzas. El eco del silencio es arpa entre las aguas que irrumpe el horizonte con notas de alabanzas, es melodía intensa que llora en su romanza, el canto de la ondina cual aria de su alma. Las sílfides del aire se besan con el viento, espléndido horizonte que inspiran los arpegios del piélago divino que alivia en el destierro, el eco de la ausencia que abraza su silencio. Allá en la lejanía emerge una quimera, desprende generosa  su incógnita secreta.  Compendio de plegarias y arcanas las endechas, disipan las nostalgias de lúgubres ausencias. Tonada de mis versos censuran anatemas,

Valiente del destino

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Yace el amor junto a la rosa, enredando las espinas con su velo azul. Yace paciente entre las sombras con lágrimas de sangre y entre dos mundos, dos realidades, dos pasiones. Yace y suspira, siente la calma del silencio y la ira del reproche. No se amilana cuando le ignoran, ni se sonroja cuando le adulan, sigue enredado entre las rosas y las espinas, sangrando lentamente pero siempre dispuesto a esperar en medio de la noche y de las sombras, ese amanecer de luces verdes. Yace en todas partes, se siente poderoso en la victoria y otras  tantas incomprendido, intolerante, inaceptado, entre dos mundos, dos realidades, dos pasiones: Valiente del destino y eterno Peregrino.  Aquí yace el valiente del destino con velo de justicia entre las sombras, yace el amor, latente y peregrino y en  yerma soledad lloran las rosas. Siente escapar su aliento en el camino llagando el corazón que sangra sus intentos, yace el dolor cansado, incomprendido en sendas tan distantes, cual

Regalo de vida

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La vida me regala una sonrisa si atrapo entre mis sueños sus quimeras, la vida me regala sus promesas besando entre mis letras su utopía. Regalo que amanece cada día en cumbres desafiantes y proyectos, en diáfanas mañanas consentidas ó en sombras del crepúsculo desierto. Más siempre es despertar entre las rosas el vástago universo de los sueños, buscando entre el pasado de memorias, los pétalos callados en mis versos. La lira que me alcanza con su magia atrapa el universo entre mis dedos, la pluma del cansancio y la añoranza cual piélago profundo de secretos. Más siempre el corazón clama virtuoso el frágil suspirar  de su aforismo  y fluye en las cascadas silencioso, surtiendo sus adagios de lirismo. La vida hace su ofrenda cotidiana y reta en los azares del destino, albur del regocijo en la esperanza y efímeros lamentos compartidos. Regala entre la sombra una sonrisa la vida que bendice sus promesas, depura en el s

Florecer del Mes de Mayo

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Mayo viste de esplendor la PRIMAVERA con la gala de una rosa y su donaire, tulipanes y amapolas lisonjeras y el cantar de los sinsontes en los valles. Mayo viste de esplendor cada ribera, las cascadas del amor surcan los lares las gaviotas traen la brisa mañanera y el aroma del salitre de los mares. Mayo  sabe en el misterio su promesa del remanso maternal que nunca muere, sabe a flor la plenitud de la existencia y a la excelsa lealtad que lo conmueve. Mayo deja en  cada vado de su tiempo el estigma de esa entrega sin censuras, que concibe como historia cada sueño aliviando sin remilgos las angustias. Mayo viste de colores sus pinceles  vitoreando el resplandor de su linaje y entre lirios, azucenas y claveles, mariposas van surcando los ramajes. Romerías y campiñas de arboledas con el trino que amanece sin recato, engalanan la brillante Primavera y el materno florecer del Mes de Mayo.

Pincel de mi poema

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  Pinceles de mi alma que dibujan en versos los cantares del silencio, pinceles que acompañan mis desvelos y visten de colores las angustias. Pinceles que deslumbran las miradas del suave descansar de las promesas, el tierno despertar de las mañanas y lágrimas cansadas de tristezas. Pinceles del poema que vislumbra visiones y espejismos de mis sueños, cascadas de pretéritos del tiempo y luces irradiando  en la penumbra. Pinceles que dilectos extrapolan sublime dimensión de lo divino, pinceles del auténtico lirismo y cómplices genuinos de su historia. Pinceles que matizan  mi esperanza, espléndida armonía que me invoca al óleo de las letras que me alcanza y al eco de las musas seductoras. Pincel de mi poema que me abraza remedio del dolor y la nostalgia, pincel de poesía en la algazara y azares del versar  en la distancia.

Caminos y distancias

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Caminos y distancias recorridos que dejan en sus huellas sentimientos, orfebres ataduras de los tiempos nostalgias y placeres compartidos. Distancias que separan los intentos del ímpetu arrebato en el delirio, fronteras de recuerdos que  en el tiempo se alejan de quimeras y espejismos. Senderos que distinguen los ocasos que mueren con la tarde y sus memorias, caminos que en el verde de los campos adornan de esperanzas cada historia. Primores que transitan nuevos retos cual páginas que inspiran desafíos, destierros que confinan en su averno auroras de recuerdos y suspiros. Caminos que se cruzan nigromantes y azares tentadores del olvido, fecundan visionarios los instantes cual nobles sortilegios del destino. Recorren los remansos y praderas distancias que conjuran sus remilgos y el tiempo en el periplo que no espera: recoge su cosecha en los caminos.

Amaneces en mi vida: Siempre Madre

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Amaneces en mi vida cada instante resplandor es la ternura que estremece, la sublime sensación de cobijarme en el seno maternal que nunca muere. Te presentas en  mi delfos sin distancias, no hay vacíos si tu alma me sostiene con la cálida sonrisa que en el alba, acaricia cada instante que amanece. Eres mami, ese aliento que da vida hay hechizo en tus palabras cotidianas, en la mágica ilusión de tu sonrisa y en la sabia sensatez de tu mirada. Eres musa delicada entre las rosas, tan virtuosa te contemplo en los detalles que las huellas del primor de cada instante, van dejando en el sendero sus memorias. Siempre alerta, siempre firme, siempre madre, elegancia  en el andar,  fuerte y serena tu elocuencia resplandece en el donaire y el lenguaje de tus ojos es luz de estrella. En el vástago universo te presiento tan genuina, madre mía y sin descanso, cuando siento en la tristeza de mi ocaso que el regazo de tu seno es mi consuelo.

Sentada junto al mar

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Sentada junto al mar Sentada junto al mar, con besos en el alma, la vasta intensidad del cielo ante los ojos y oasis de palabras cual perlas en el alba ... irrumpen el desierto atávico de asombros. Sentada entre las sombras azules de la nada tocada por la brisa que húmeda le abraza, divina soñadora, dilecta en la esperanza y azares inasibles mitigan las nostalgias. Sentada junto al mar perdida en su donaire, azul de inmensidad, misántropo divino, escribe sus memorias en velos cautivantes de célicos intentos y sueños compartidos. El halo del insomnio que vence las tinieblas, conspira en su desvelo el hálito poeta y céfiros destellos inspiran con sus letras el mundo de los versos testigos de su entrega. Sentada entre recuerdos de húmedas sonrisas el indeleble arrullo de olas como enigmas, cautivan las postreras quimeras sibilinas, cual canto que armoniza arcano entre las rimas. Sentada junto al mar regresa la alborada, recoge en su cabello la brisa y