Luna enamorada.





Te preparas radiante al evento solemne,
 vienes toda de plata con el azul de un velo.
Eres reina en las sombras del brillante universo,
 seductora de auroras y leales encuentros.

Se aproxima la gala, el convite es un hecho
y esperamos ansiosos el sublime reencuentro,
con el Sol y La Tierra alineados, perfectos,
y el eclipse bendiga tu más bello recuerdo.

Al vestirte de roja en el mágico intento
copularás la aurora besando al universo,
como novia callada del Astro de tus sueños,
disfrutarás la alquimia fugaz de ese momento.

La luz llega a tu rostro, como un beso de fuego,
 el azul de tu velo se disipa discreto,
y el crepúsculo hechizo de cobrizos intentos
 entrega en la penumbra de sombras y misterios,
tu cuerpo maquillado de rojo desenfreno.

En la niebla sagrada, se consuma el encuentro
entre el Sol y la Luna, en ardiente silencio,
y doncellas custodian el sublime momento
con la más densa umbra en el manto secreto.

Y pasarán las horas,  para el Sol será eterno,
al bendecir sus rayos, en el orgasmo etéreo
de su novia doncella,  el rojo sortilegio
intenso en la mirada , que desborda deseos
de Luna enamorada cual candil de los sueños.

Atrapará  tu rostro,  por años este encuentro
 y seguirás naciendo en novilunios bellos,
con el azul celeste de atávicos ensueños,
cual cómplice dorada de amores y desvelos,
de cándidos romances y tristes desencuentros:
mi Luna Enamorada la  musa de estos versos.

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