En el albor de un verso.

Blanco de nieve cubre el horizonte lleno de luces.  Manto de espuma se acumula en la cima del punto más elevado del estado. Regio se empina Monte Hood, en las Cordilleras elevadas de Las Cascadas, todo bello, brillante en la inmensidad de un cielo claro, tan claro que la luna se hace azul entre el brillo y el resplandor que la corteja. La noche se viste de blanco,  el velo nupcial lo cubre todo, cada rincón se matiza con el brillo de las diademas que caen silenciosas, sin que nada ni nadie lo pueda impedir.  Caprichoso antojo de la naturaleza que se divierte y se regocija con sus misterios, dejando abierta la infinita puerta de la imaginación y de las letras del poeta, que rima sus axiomas y adorna cada enigma con la mágica seducción de los versos .
Luces de guirnaldas alternan con el brillo de la noche, espesa alfombra blanca  censuran las huellas y se enfada  cuando mis pasos rompen el místico edredón que se acomoda y se extiende. Las ramas secas quedan adornadas con ingenuas figuras irregulares, como petrificados brazos extendidos al viento, que esta noche está tranquilo, calmado, solo contempla la mágica faena de la novia que enamora en cada toque al inefable suspiro de la noche.
Nieve encantada por la seducción de la luna que azul se postra ante la mística llegada de la novia,con terciopelo de estrellas y diademas brillantes en el cabello blanco y despeinado. Mis ojos se deslumbran ante el encanto, bufandas sacudidas al espacio invaden la soledad cual melodías de seráficos ensueños.
Un ángel me toma de la mano , sus ojos de luceros,  se pierden en  la lejanía del horizonte bello. A lo lejos la majestad del Monte Hood, todo de  blanco como caballero  empíreo y supremo, que divino se eleva como buscando el cielo. Y en brazos del ángel, regreso sigilosa  al cobertor que guarda entre penumbras la suavidad sublime de otro sueño .


El blanco de la nieve  me seduce
y un sueño se me escapa ante su magia
melódico, sublime en su espejismo,
cual ángel del lucero en la alborada.


El ángel de mi verso se conmueve
poético  en la metáfora inefable,
y ascético en el enigma inescrutable
se inspira al contemplar cada detalle.


El cielo mistifica su mirada
y el nimbo del seráfico universo,
dibuja en cada letra de mi verso
celeste el horizonte de un lucero.


El sueño que viajero y peregrino
dejó huellas de nieve en lo que escribo,
vistió de azul  el halo del lirismo
cual místico destello de su hechizo.


La luna con el ángel de mis sueños
inspira en su desvelo la tonada,
 rimando los acordes de mi alma
la tierna melodía en cada verso.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas Populares

Esperemos el revuelo

Aferrada al libro de recuerdos.

Señora adversidad

Con su tinta misteriosa