El alma salió a su encuentro.

El alma salió a su encuentro este amanecer. La evocación  de momentos efímeros rozaban fugazmente su etérea figura velada de colores tenues y confusos. Miraba su reflejo en el gris mar del cielo infinito viendo reflejada una  imagen de tristeza melancólica y fría, cuando apenas buscaba una luz esplendorosa, sensual, apasionada, que iluminase su horizonte con el frenesí de la pasión, aún  en el lugar más recóndito de todo el universo sensible de su ego.
 El alma languideció ante tal reflejo , convulsionó en la reminiscencia de su añoranza azul, ella se entrega y desea con la exquisita fuerza mística de la unión absoluta de sus fortalezas, nada trivial puede empañar el sortilegio de sus sueños y proyectos.
Ella tiene pureza y candor, inocencia e integridad, cual doncella de un ideal que alcanza elevarse por encima de las tempestades,  para brillar en el resplandor de su mundo amado. 
El alma salió  a su encuentro crepuscular, anhelando encontrarse a sí misma, como esa criatura universal y amorosa, sin rencores ni recelos, pretendiendo revelar todos sus misterios, moldeando con la intensidad de su añoranza una tenue sonrisa iluminada con el más sublime candor de su universo.   Ella lo hace todo perfecto y absoluto, conquista los espacios vacíos con mis versos, libera la inercia pasiva de la apatía que la hace esclava de recuerdos inútiles, dejando atrás toda vanidad y egoísmo, para contemplar la gloria de la vida, más allá de una soñada utopía de batallas sin héroes.
El alma salió a su encuentro vespertino aún entre sombras,  atrapando el lucero extraviado de sus sueños con el gris del horizonte de sus ojos,  y con la luz del sol cautiva entre sus manos de poeta,  para escribir el más enamorado verso de amor.

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